La cirugía refractiva es ampliamente reconocida como una opción popular para corregir los defectos de la visión. Su respaldo proviene de miles de procedimientos realizados anualmente y de los resultados exitosos a nivel visual que se han documentado. Sin embargo, como cualquier procedimiento quirúrgico, conlleva riesgos y efectos secundarios. En este contexto, algunos pacientes pueden experimentar sensaciones de incomodidad o malestar ocular después del procedimiento. Durante mucho tiempo, se ha atribuido, en gran parte, este malestar a la resequedad ocular asociada a la cirugía refractiva. Pero hasta el momento, se ha podido identificar que esta sintomatología puede ser confusa. (1,2)
Los pacientes han reportado síntomas variables como dolor, resequedad, ardor, escozor, astenopia, etc., lo que sugiere que no todos estos síntomas corresponden a la inestabilidad de la película lagrimal propiamente dicha. Por ello, es importante determinar en medida el cuadro de malestar reportado por los pacientes es realmente originado por el ojo seco; y, a su vez, identificar la causa de síntomas más preocupantes como el dolor ocular, el cual podría ser indicativo de afecciones más graves en la superficie ocular. (1)
Se ha planteado que el dolor ocular postoperatorio tras cirugía puede tener origen nocioceptivo o neuropático, derivado de alteraciones en la película lagrimal, o de la integridad epitelial como la disrupción del epitelio corneal. También es clara la influencia que la cirugía refractiva tiene sobre los nervios corneales, donde se ha observado que el paciente puede tardar años en recuperar la densidad nerviosa basal. (1,3)
Asimismo, se ha propuesto que una reparación deficiente de los nervios corneales o un proceso de cicatrización maladaptativo pueden contribuir al desarrollo del dolor neuropático postquirúrgico, llegando incluso a casos de dolor ocular postoperatorio persistente (DOPP). Aún no se ha determinado con precisión la frecuencia de esta complicación ni los factores de riesgo asociados, ya que muchos estudios retrospectivos, presentan limitaciones en la evaluación del dolor, lo que podría generar sesgos en los resultados o en la interpretación de los mismos. (1)
Para abordar esta brecha en el conocimiento, Betz y colaboradores (2023) realizaron un estudio con el fin de examinar la frecuencia y factores de riesgo del dolor ocular posterior a cirugía refractiva, específicamente en procedimientos de queratomileusis in situ asistida por láser (LASIK), y queratectomía fotorrefractiva (PRK). Se diseñó un estudio prospectivo con un protocolo detallado para evaluar el dolor en términos de frecuencia, característica y factores de riesgo asociados al desarrollo de DOPP. (1)
Un aspecto destacado de este estudio fue el uso de la escala numérica de valoración del dolor (NRS, por su sigla en inglés), con un rango de 0-10. aplicada antes y después de la cirugía. Los autores justificaron la elección de esta herramienta debido a su validez y uso frecuente en ensayos clínicos de dolor crónico. Esta recomendación es emitida por la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor. (1,4)
Como parte del protocolo, al día siguiente de la cirugía, se solicitó a los participantes que calificaran la intensidad del peor dolor ocular experimentado desde la intervención. En evaluaciones posteriores, se les pidió que valoraran el peor dolor ocular experimentado en la semana previa. Además, se utilizó el cuestionario Inventario de Síntomas de Dolor Neuropático Modificado (NPSI, por su sigla en inglés) antes de la cirugía y a los 3 y 6 meses posteriores. Este instrumento, originalmente diseñado para evaluar los síntomas del dolor neuropático, fue adaptado y validado para su aplicación en el dolor ocular. El NPSI originalmente evalúa el dolor a través de cinco dimensiones: dolor ardiente, dolor paroxístico, dolor opresivo, dolor provocado y parestesia o disestesia. Las escalas de puntuaciones van de 0-10 y se califica una puntuación total de 0-100. Estas mismas dimensiones fueron modificadas y adaptadas para el dolor ocular. (1,5)
Los resultados mostraron que, antes de la cirugía, solo un 7 % de los pacientes reportaban dolor ocular. Sin embargo, esta cifra aumentó después de la cirugía, alcanzando un 23 % a los 3 meses y un 24 % a los 6 meses. En cuanto al dolor persistente, un 11% de los participantes reportaron un puntaje NRS de 3 o más tanto a los 3 como a los 6 meses, lo que los situó en el grupo de dolor ocular persistente. (1)
El análisis de los datos permitió identificar varios factores de riesgo asociados al dolor postoperatorio. Uno de los más relevantes fue la presencia de dolor ocular antes de la cirugía, lo que sugiere que los pacientes con antecedentes de dolor tenían una mayor probabilidad de desarrollar dolor persistente tras el procedimiento. Asimismo, se encontró que los síntomas de depresión antes de la cirugía constituían un factor predictivo importante, lo que indica una posible relación entre la salud mental y la aparición de dolor ocular postoperatorio. (1)
Otro hallazgo significativo fue la asociación entre el uso de medicamentos antialérgicos orales antes de la cirugía y un mayor riesgo de desarrollar dolor persistente. Además, la intensidad del dolor reportado el primer día postoperatorio también se vinculó con una mayor probabilidad de padecer dolor ocular persistente en el seguimiento posterior. (1)
Dado el impacto de estas complicaciones, los autores enfatizan la importancia de identificar a los pacientes con mayor riesgo de dolor ocular persistente antes de la cirugía, especialmente aquellos con dolor ocular preexistente, síntomas depresivos o consumo de medicamentos antialérgicos. Estos hallazgos pueden ser fundamentales para optimizar la atención y el manejo del dolor postoperatorio en cirugía refractiva. En este sentido, los profesionales de la salud visual deben incorporar protocolos validados para la evaluación del dolor postoperatorio, permitiendo así mejorar los mecanismos de intervención y brindar un tratamiento más efectivo a los pacientes. (1)
Referencias
- Betz J, Behrens H, Harkness BM, Stutzman R, Chamberlain W, Blanco MP, et al. Ocular Pain after Refractive Surgery: Interim Analysis of Frequency and Risk Factors. Ophthalmology. el 1 de julio de 2023;130(7):692–701.
- 2. Kalangara JP, Galor A, Levitt RC, Covington DB, McManus KT, Sarantopoulos CD, et al. Characteristics of ocular pain complaints in patients with idiopathic dry eye symptoms. Eye Contact Lens. 2017;43(3):192–8.
- 3. Chao C, Golebiowski B, Stapleton F. The role of corneal innervation in lasik-induced neuropathic dry eye. Vol. 12, Ocular Surface. Elsevier Inc.; 2014. p. 32–45.
- Dworkin RH, Turk DC, Farrar JT, Haythornthwaite JA, Jensen MP, Katz NP, et al. Core outcome measures for chronic pain clinical trials: IMMPACT recommendations. Vol. 113, Pain. Elsevier B.V.; 2005. p. 9–19.
5. Danielsen A V., Andreasen JJ, Dinesen B, Hansen J, Petersen KK, Duch KS, et al. Pain trajectories and neuropathic pain symptoms following lung cancer surgery: A prospective cohort study. European Journal of Pain (United Kingdom). el 1 de septiembre de 2024;28(8):1343–55.