No es un secreto que la automedicación es una constante en el país y el ejercicio profesional en salud visual no es la excepción. Esta problemática tiene tantas aristas que es complejo llegar a una solución; sin embargo, algunas reflexiones al respecto no sobran.
Pongamos un escenario, Juan, de 30 años llega a consulta porque dice tener “ojo rojo” desde hace muchos años y se aplica unas gotas que mejoran su condición temporalmente. Al indagar más a fondo, resulta que usa un vasoconstrictor de manera continua, a dosis no calculadas, que evidentemente no es la solución a sus problemas, pero sí el inicio de otros, como el daño en el balance entre elasticidad y distensibilidad del vaso, empeorando a futuro la hiperemia.
Otro escenario, Pablo, de 20 años, sufre una conjuntivitis alérgica y por tanto ha presentado inflamación ocular de apariciones intermitentes. Esto lo ha llevado a recurrir a la automedicación con “asesoría” de conocidos o con la famosa pregunta en un centro de distribución de medicamentos, ¿Qué me sirve para estos ojos rojos? En esta escena, aparece el famoso triconjugado, una mezcla ancestral de antibióticos con corticoesteroides utilizada para hacer una especie de disparo al aire sobre la superficie ocular, en un intento por solucionar algo de lo cual no se conoce el origen.
Algo así como una ruleta rusa farmacológica que generalmente trae más efectos secundarios que beneficios terapéuticos y, por lo tanto, dificulta las buenas prácticas en el manejo de la enfermedad para aquellos que sí ejercen un ejercicio profesional responsable.
Finalmente, viene la reflexión: ¿Educamos a los pacientes frente a los riesgos de la automedicación? ¿Sabemos cómo solucionar las consecuencias de la automedicación para luego retomar un tratamiento adecuado? ¿Alguna vez hemos sido nosotros quienes hemos lanzado un disparo al aire?
Definitivamente, la respuesta a todos estos interrogantes está en cada uno, y la mejor manera de tomar el camino indicado siempre será a través de la capacitación y actualización constante de conocimientos, para así transmitirlos a nuestros pacientes.
