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InicioSUPERFICIE OCULARCuadro semiológico de la rinosporidiosis conjuntival

Cuadro semiológico de la rinosporidiosis conjuntival

La rinosporidosis se trata de una inflamación granulomatosa de naturaleza mucho cutánea. Está causada por el microorganismo Rhinosporidium seeberi. Esta entidad ha sido realmente difícil de clasificar, inicialmente se creía que formaba parte de los hongos. Ahora está ubicado en la clase Mesomycetozoea, orden Dermocystida. Es decir, que forma parte de un grupo de parásitos acuáticos eucariotas protistas que están en la mitad filogenética entre los animales y los hongos.

En la investigación de este patógeno, ha sido muy difícil su cultivo. Por lo tanto, la inducción de este en modelos animales no ha mostrado resultados confiables. Se ha descrito que la rinosporidiosis es endémica de regiones tropicales y subtropicales del mundo, aunque se ha reportado en diversas ubicaciones geográficas, haciendo más complicada su ubicación y potencial espectro de infección.

En cuanto a la patogenicidad de este microorganismo en el humano, se ha observado con frecuencia en la cavidad nasal, el tracto respiratorio superior y la superficie ocular. De hecho, se describe que cuando afecta la superficie ocular y los anexos, corresponde al 15% del total de infecciones por esta patógeno. Se afirma que esta entidad afecta en más del 90% de los casos al tejido conjuntival. El resto de las estructuras afectadas son: el saco lagrimal, el conducto lagrimonasal y los párpados.

Ampliando la afección a nivel de la superficie ocular, la rinosporidiosis afecta en mayor proporción a la conjuntiva tarsal, seguida por la conjuntiva bulbar, y con mucha menor frecuencia los párpados y la esclera. Con base en lo anterior, Narnoli y colaboradores (2025) describen el espectro clínico de los casos de rinosporidiosis conjuntival en una institución hospitalaria.

Entre los resultados más relevantes del estudio, los autores destacan que, entre los casos reportados, se observó una mayor frecuencia en el sexo masculino, con una duración promedio de los síntomas al momento de la consulta fue de aproximadamente cinco meses y medio. Es importante señalar que varios pacientes tenían antecedentes de exposición regular a aguas estancadas de estanques impuros.

En el cuadro semiológico, el signo más llamativo corresponde a una masa rojiza, indolora, pediculada o sésil sobre la conjuntiva bulbar, con una superficie llena de puntos de color blanquecino. Aquí cabe especificar que esta descripción también abarca diagnósticos diferenciales como, granuloma piógeno y masas conjuntivales inespecíficas. En cuanto a la localización de la lesión, se estableció una mayor frecuencia inferotemporal, seguida de temporal, nasal, inferonasal y superior, y superotemporal, superonasal e inferior.

Figura 1. Rinosporidiosis conjuntival bulbar: a. lesión sésil que aparenta un granuloma piógeno. b.  granuloma localizado temporalmente con apariencia de neoplasia escamosa de la superficie ocular, lo anterior por el vaso nutricio presente. c.  granuloma grande en la conjuntiva bulbar que tapa la carúncula y la plica semilunaris.  d. infección crónica con adelgazamiento escleral focal con exposición uveal y ausencia de granuloma. En a,b, y c se observan claramente los puntos blanquecinos típicos del cuadro semiológico. (1)

En cuanto al manejo de la patología, todos los casos fueron sometidos a una escisión quirúrgica completa de la masa, con colocación de membrana amniótica en caso de ser requerida. En la evolución de la patología, se presentaron casos de adelgazamiento escleral asociado con la masa, con o sin formación de estafiloma o escleromalacia perforante, donde entraba como diagnóstico diferencial la escleritis necrosante. Estos casos fueron abordados mediante injertos esclerales como soporte tectónico para preservar la integridad y estructura del globo ocular.

Es preciso aclarar que estos casos de adelgazamiento escleral deben controlarse rirurosamente, ya que los autores encontraron posterior a la cirugía un desprendimiento de retina, posteriormente glaucoma neovascular y, luego la peor complicación: la ptisis bulbi. En conclusión, Narnoli y colaboradores (2025) indican que la rinosporidiosis conjuntival bulbar es una forma relativamente rara de infección que puede simular un granuloma piógeno u otras patologías de la superficie ocular.

Por lo anterior, el diagnóstico clínico requiere el reconocimiento de las características semiológicas típicas de la lesión granuilomatosa por esta entidad y un alto grado de sospecha, especialmente en presencia de factores de contexto como provenir de una zona endémica, realizar actividades rurales o agrícolas, y tener exposición a cuerpos de agua contaminados.

Adaptado de: 

  1. Narnoli P, Rath S, Mohapatra S, Jain M, Tripathy D. The clinical spectrum of bulbar conjunctival rhinosporidiosis. Indian J Ophthalmol. el 1 de junio de 2025;73(Suppl 3): S389–93.