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Cuándo extraer y reposicionar o cambiar un LIO dislocado

La cirugía de catarata con implante de lente intraocular (LIO) es el abordaje más utilizado y eficaz a nivel mundial. Aunque las complicaciones son poco frecuentes,  una de ellas es la dislocación o subluxación del LIO, con una incidencia reportada entre el 0.05 % y el 1.7 %. Esta tasa, aunque baja, representa un número clínicamente relevante de pacientes afectados.

La dislocación del LIO puede presentarse en diferentes grados. La subluxación implica una pérdida parcial del soporte zonular o capsular; mientras que la luxación  corresponde  a la pérdida total de dicho soporte. El LIO puede permanecer dentro o fuera del saco capsular, desplazarse hacia la cámara anterior o la posterior, y su estabilidad está directamente relacionada con la integridad de las zónulas  y del saco capsular. Por tanto, las condiciones que alteran estas estructuras se consideran factores de riesgo.

Cuando la luxación del LIO es leve, puede ser asintomática y no requerir ningún tipo de intervención. Sin embargo, si se genera desalineamiento con respecto al eje visual, puede provocar una disminución de la agudeza visual, inducir aberraciones de alto orden por la inclinación, disfotopsias, diplopía monocular, glare e incomodidad generalizada. 

Indicaciones para reposicionamiento quirúrgico

La decisión de intervenir quirúrgicamente depende de la sintomatología y de la evaluación clínica. Entre las principales indicaciones se encuentran: inflamación intraocular, edema macular cistoide, aumento de la presión intraocular (PIO), síndrome de uveítis-glaucoma-hifema, y resultados refractivos insatisfactorios en términos de error residual alto y agudeza visual disminuida.

Durante la exploración ocular del paciente, es fundamental identificar antecedentes de cirugía de catarata primaria compleja e implantación de lente intraocular (LIO), como pérdida zonular, presencia de vítreo en la cámara anterior o ruptura de la cápsula posterior, ya que aumentan el riesgo de luxación secundaria del LIO.

También se recomienda evaluar al paciente en posición supina y sentada para determinar la estabilidad del LIO y diferenciar entre una luxación y una descentración. La valoración del estado de la cápsula anterior y posterior permite definir el soporte residual disponible, lo que será clave para decidir si se extrae, reposiciona o reemplaza el LIO.

Figura 1. Ejemplo de extracción de LIO subluxado. A. Sección del LIO. B. Extracción de las dos mitades hacia la cámara anterior. (1)

Lo anterior en virtud de saber si el daño capsular genera riesgo de luxación del LIO hacia la cavidad vítrea. En caso, por ejemplo, en el que la cápsula posterior esté comprometida, como puede suceder posterior a capsulotomía con láser YAG, puede considerarse colocar un LIO en la cápsula residual o en el sulco capsular. En el caso de planearse un cambio del LIO con cápsula posterior abierta, se debe anticipar la necesidad de una vitrectomía anterior. Esto evitaría complicaciones sorpresivas.

Evaluación adicional y factores asociados

Complementando la valoración biomicroscópica, se debe descartar la presencia de signos de síndrome de pseudoexfoliación, como restos de material pseudoexfoliativo en el margen pupilar, defectos de transiluminación iridiana, dilatación pupilar pobre o ineficiente o la visualización de la línea de Sampaolesi en la gonioscopía. Cuando se observan anomalías pupilares tanto en función como en morfología, se puede pensar que en el paciente se usaron retractores del iris o anillos de Malyugin, lo que explicaría la debilidad de la musculatura del iris. En casos de inestabilidad zonular severa, todo el complejo lente-cápsula podría desplazarse hacia el vítreo, descartando la posibilidad de implantar una LIO en el sulco o en la cápsula. Aquí se buscarían alternativas de implantación extracapsular del LIO reposicionado.

El uso de tecnología avanzada como la tomografía óptica de coherencia (OCT, por su sigla en inglés) a nivel macular sería de gran utilidad en la visualización del edema macular cistoide. Ahora bien, la ecografía ultrasónica modo B-scan es una gran herramienta para evaluar el estado de la retina si no se visualiza en la exploración rutinaria. La biomicroscopía ultrasónica también es una buena opción porque permite visualizar el segmento anterior y localizar la óptica del LIO, así como la posición de sus hápticas, especialmente cuando su visualización es difícil en pacientes con mala dilatación pupilar o cuando las hápticas están detrás del iris.

Otro aspecto que no se debe pasar por alto, es en lo posible tener la documentación completa en términos de historia clínica, bitácora quirúrgica, epicrisis, controles y demás soportes para que el panorama del plan a seguir tenga la mejor predicción de resultados. También se requiere informar claramente al paciente los riesgos asociados a la cirugía secundaria de reposicionamiento de LIO, como la luxación posterior durante el procedimiento, daño corneal, descompensación corneal, astigmatismo inducido, inflamación intraocular o edema macular cistoide. De esta manera, tras la evaluación rigurosa e intervención, el paciente recuperará la salud ocular y la visión al reparar un LIO subluxado o luxado.

Adaptado de:

  1. 1. Frechie M, Robbins C, Katz B, Crandall D. Advances in the Management of Dislocated Intraocular Lenses. Vol. 9, Advances in Ophthalmology and Optometry. Elsevier Inc.; 2024. p. 153–65.