Los cuerpos extraños oculares representan una de las causas más frecuentes de trauma oftalmológico y constituyen una urgencia que requiere diagnóstico y tratamiento oportunos para preservar la visión del paciente. En una presentación realizada para ICAPS Franja Ocular, dirigido por el Dr. Juan Batlle, la Dra. María José Rojas expuso la epidemiología, clasificación, diagnóstico, técnicas de extracción y consideraciones pronósticas de este tipo de lesiones, resaltando la importancia de la evaluación clínica exhaustiva.
Epidemiología y clasificación
Los cuerpos extraños corneales y conjuntivales son la segunda causa más común de trauma oftalmológico, superados únicamente por la abrasión corneal. Estudios señalan una incidencia de 8 casos por cada 1000 personas, predominando en hombres jóvenes (21–40 años) que realizan oficios de riesgo como soldadura o martillado.
Se clasifican en:
- Superficiales, que incluyen los corneales y conjuntivales, especialmente en el fórnix tarsal superior.
- Intraoculares, cuando penetran estructuras internas como cámara anterior, iris, cristalino o segmento posterior.
Evaluación y diagnóstico
La historia clínica detallada aporta hasta el 80 % de la información necesaria para orientar el manejo. Factores como el mecanismo del accidente, el material involucrado y el tiempo de exposición permiten definir la conducta. Los síntomas habituales incluyen ojo rojo, fotofobia, sensación de arenilla, lagrimeo y dolor.
El examen físico debe iniciar con la medición de agudeza visual, seguido de tonometría, exploración con lámpara de hendidura y evaluación de los fórnix. La fluoresceína facilita la localización de abrasiones y la determinación de la profundidad.
En casos de sospecha de cuerpo extraño intraocular, se recomienda el uso de OCT de segmento anterior, ecografía modo B, radiografías AP y lateral, y tomografía computarizada (TC), método de elección en cuerpos extraños metálicos. La resonancia magnética está contraindicada ante la presencia de material metálico.
Materiales y riesgos asociados
- Metálicos: los más frecuentes, tienden a formar anillos de hierro (“anillo de Coats”); su extracción puede apoyarse en magnetos.
- Vegetales: con alto riesgo de infección bacteriana o fúngica, no deben cubrirse con parches rígidos ni tratarse con antibióticos esteroideos.
- Vidrio y cristal: filosos y de difícil localización; su impacto puede ser severo.
- Plásticos y arena: menos frecuentes, pero posibles.
Manejo y tratamiento
La extracción temprana es esencial. En cuerpos extraños superficiales puede realizarse con hisopo, aguja fina o fresas para retirar anillos de óxido. En los intraoculares se requiere ambiente quirúrgico, viscoelásticos protectores e incisiones estratégicas para la extracción con pinzas o magneto. En casos complejos, se recurre a vitrectomía.
El tratamiento post-extracción incluye lubricantes, antibióticos y controles tempranos (a las 48 horas y a la semana) para vigilar la epitelización corneal. La suplementación con vitamina C puede favorecer la cicatrización.
Pronóstico y prevención
El pronóstico visual depende de la agudeza inicial, el tamaño y localización de la herida, la afectación macular y la presencia de complicaciones como hemorragia vítrea, desprendimiento de retina o endoftalmitis.
La Dra. Rojas subrayó que la falta de protección ocular sigue siendo el principal factor de riesgo. El uso adecuado de gafas protectoras y la educación del paciente resultan fundamentales para disminuir la incidencia de estos casos.
Conclusión
El abordaje de los cuerpos extraños oculares exige evaluación clínica exhaustiva, diagnóstico por imágenes oportuno y extracción inmediata, especialmente en los intraoculares. La prevención sigue siendo la estrategia más efectiva para reducir el impacto visual y social de esta patología.
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