Cuando se presenta el caso de un paciente que tiene condiciones de diversidad funcional debido a baja visión o alguna patología ocular que limite sus actividades diarias, como por ejemplo una alteración en la visión cromática (discromatopsia) o ceguera al color (acromatopsia), se requiere de prescripciones ópticas con tratamientos que favorezcan el remanente visual, disminuyan las condiciones de deslumbramiento, mejoren su calidad visual o que ayuden a optimizar los aspectos que limitan su rendimiento visual. Existen dos tratamientos que, aunque presentan coloración, desde el punto de vista óptico muestran diferencias, especialmente en la absorción y transmisión de las longitudes de onda que conforman el espectro visible. Estos datos solo se pueden analizar mediante una espectrofotometría.
Un lente tintado presenta un color ubicado en su matriz por proceso de absorción. Este transmite radiaciones de manera selectiva de ciertas zonas del espectro visible en mayor proporción que otras, reduciendo el espectro de transmisión de una longitud de onda especifica, es decir, un color en particular. Esta descripción se aplica a los lentes y tonalidades que se encuentran en las gafas de protección solar, también conocidas como “deportivas”. La intensidad del color depende del tipo de material óptico utilizado; por ejemplo, el CR-39 tiene mayor capacidad de absorción lo que resulta en un alto porcentaje de oscurecimiento a diferencia del policarbonato que no adquiere una coloración tan intensa. En cuanto a los materiales que adquieren tintura, su aplicación se puede realizar de manera uniforme (color total) o hacia la parte superior del lente (gradosol o degradados).
Los filtros terapéuticos o de absorción selectiva no consisten en un simple tinte o color aplicado en un laboratorio a un material oftálmico. Son ayudas ópticas diseñadas para bloquear por completo el paso de algunas longitudes de onda y de acuerdo con la intensidad y densidad del color que tienen (esta propiedad viene desde el proceso de fabricación del material óptico) regular el porcentaje de luz transmitida (puede ir del 30% al 40%), reducir las molestias a la luz (incluyendo la artificial) e incrementar la sensibilidad al contraste.
Un filtro terapéutico se recomienda para tratamientos de patologías oculares o algún tipo de discapacidad visual, mientras que un lente tinturado se recomienda para atenuar la intensidad luminosa, mejorar el contraste, optimizar el desempeño visual, realizar actividades específicas o simplemente con fines estéticos o cosméticos. Es importante destacar que este último tratamiento no está directamente relacionado con patologías sistémicas u oculares que afecten la condición visual, aunque en estados iniciales pueden ayudar de alguna manera, pero si ya la condición se encuentra avanzada o están comprometidas células nerviosas (como las halladas en la retina) es mejor pensar en filtros de absorción selectiva.
Aunque en los dos casos hay que tener en cuenta el tipo de defecto refractivo, las actividades que se realizan, la ocupación o trabajo de la persona, los niveles de iluminación y la presencia o no de una patología, su recomendación y manejo difieren a la hora de prescribirlos ya que los lentes tinturados y los filtros terapéuticos presentan tecnologías ópticas diferentes.
REFERENCIAS
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• Fernández, C., Argilés, M., Pérez-Cabré, E., & Cardona, G. (2017). Spectral radiance of blue light filters on ophthalmic lenses. Óptica pura y aplicada. Sociedad Española de Óptica, 50(2), 165-172. • Gómez Moliner, J. (2017). Análisis comparativo de la transmitancia espectral para lentes filtrantes de baja visión. Sociedad Española de Óptica, 50(2), 165-172. • Seco Rodríguez, E. (2013). Efectividad de la utiización de filtros de absorción selectiva en pacientes con baja visión. Universidad de Valladolid.