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Necesidad de fortalecimiento del papel de los pediatras en la identificación y manejo del ojo rojo en niños

La presencia de ojo rojo en un niño es un factor de atención primordial en la evaluación médica. Debido a que es un signo inespecífico, el ojo rojo es complejo, y especialmente en el contexto de la salud infantil. La conjuntiva, la esclerótica, la córnea, el párpado, el sistema de drenaje nasolagrimal o una estructura ocular interna, como la retina o el tracto uveal, pueden ser los componentes que contribuyen al ojo rojo. (1)

Desde el punto de vista de la etiología, se establece que puede ser originado por trauma, inflamación, infección, cuerpo extraño o un trastorno estructural, y la causa puede estar en el ojo o puede deberse a un trastorno sistémico subyacente. Con lo anterior, es crucial tener en cuenta que, si se analiza por ejemplo una de esas causas como la conjuntivitis, esta puede resultar en ceguera. Un solo episodio de conjuntivitis grave puede provocar cicatrices en la córnea o cambios en el tejido conjuntival que pueden convertirse en una alteración degenerativa crónica. (1)

Para garantizar la detección y diagnóstico adecuado de las diversas entidades patológicas pediátricas, en este caso, las causantes de ojo rojo, y para promover y maximizar el bienestar de los niños, es esencial un enfoque global y completo para evaluar a los pacientes en la práctica pediátrica. Diferentes instituciones de autoridad en salud pediátrica han declarado que todos los niños deben ser sometidos a un examen oftalmológico al nacer y durante todas las visitas de salud posibles. Para evitar discapacidades visuales de por vida, los trastornos oculares en los niños deben ser detectados y tratados rápidamente. (2)

Hablando de práctica pediátrica, los pediatras son, en muchos casos, los primeros especialistas en ser consultados cuando se trata de niños que presentan ojo rojo. Por lo tanto, su papel en la evaluación de la gravedad de las condiciones oculares es crucial. A través del seguimiento regular de los niños sanos, los pediatras pueden prevenir la ceguera. Como resultado de esta premisa, estos profesionales deben tener las competencias clínicas necesarias para reconocer los problemas visuales comunes y las anomalías estructurales del ojo. Por tanto, el conocimiento, la actitud y la práctica del pediatra son fundamentales para la detección temprana y la derivación adecuada del paciente pediátrico con ojo rojo en riesgo de complicaciones. (3)

Al respecto, Mostovoy y colaboradores (2023) llevaron a cabo un estudio con el objetivo de examinar el nivel de conocimiento de los pediatras sobre el tratamiento del ojo rojo en niños, así como los factores que afectaban el nivel de conocimiento y las posibles implicaciones de un bajo conocimiento. Se realizó un estudio cuantitativo correlacional a través de un cuestionario que incluyó preguntas sobre conocimiento, actitudes y experiencia en el tratamiento de la enfermedad del ojo rojo en los infantes. (4)

Entre los resultados principales del estudio, se reveló que el conocimiento de los pediatras sobre el tratamiento del ojo rojo en niños, los factores que lo afectan y las posibles implicaciones, fue bajo. Se estableció que los encuestados tenían un conocimiento moderado del tratamiento del ojo rojo. Alrededor del diez por ciento no respondió correctamente preguntas básicas al respecto. A pesar de que la mayoría conocía el diagnóstico más razonable para un niño con ojos rojos y secreción en términos de conjuntivitis viral, así como los síntomas que indicaban problemas sistémicos más complejos. (4)

Los resultados también indicaron que la edad y la experiencia están inversamente relacionadas con el conocimiento, ya que los médicos más experimentados tienen un conocimiento menor sobre el ojo rojo. Esto podría deberse a que los médicos con más años de ejercicio profesional tal vez no han actualizado su conocimiento y práctica en esta área. Asimismo, no se encontró una correlación directa entre el número de casos tratados por los médicos y su nivel de conocimiento, lo que indica que más experiencia no implica necesariamente más conocimiento en el tratamiento del ojo rojo en niños. (4)

Los autores también informan que la falta de conocimiento se asoció con una actitud menos positiva hacia el tratamiento del ojo rojo, y aquellos con menor conocimiento tendían a recetar más antibióticos. Lo anterior es importante y a la vez preocupante porque el tratamiento puede ser innecesario y perjudicial en casos de sensibilidad. La investigación también reveló que, durante su residencia, más de la mitad de los pediatras dijeron que no habían recibido las herramientas necesarias para tratar trastornos oculares en niños. Cabe resaltar aquí la posible existencia de sesgos normales en la respuesta a cuestionarios. (4)

En conclusión, los resultados de la investigación muestran que los pediatras tienen un nivel moderado de conocimiento, con una certeza de tratamiento ligeramente más débil que el diagnóstico. Los pediatras más experimentados mostraron un conocimiento insuficiente. Parece que el conocimiento es esencial para la disposición al tratamiento del ojo rojo y, por ende, el tratamiento adecuado. En este sentido, se requiere una mayor cantidad de educación en esta área, particularmente para los pediatras de mayor edad. (4)

Los autores sugieren que los pediatras deben recibir refuerzo en la identificación y el tratamiento más apropiado para el ojo seco, la conjuntivitis alérgica y la conjuntivitis viral. Por lo tanto, es necesario verificar que los pediatras reciban las herramientas adecuadas para tratar trastornos oculares en niños y que su conocimiento sobre el ojo rojo se actualice, especialmente en pediatras más experimentados. Con todo esto, se evidencia el papel importante que tienen los pediatras en la atención primaria en salud ocular infantil, y en su relevante rol en el sistema multidisciplinario de atención en salud para los niños. De esta manera, la toma de decisiones de manejo, referencia y seguimiento de los pacientes será más apropiada. (4)

Referencias 

1. Wong MM, Anninger W. The pediatric red eye. Vol. 61, Pediatric Clinics of North America. W.B. Saunders; 2014. p. 591–606. 

2. Ababneh LT, Khriesat W, Dalu SA, Hanania RJ, Ababneh BF, Bany Amer NA, et al. Knowledge of and attitude to eye disorders among pediatricians in North Jordan. Annals of Medicine and Surgery. 2021 Jul 1;67. 

3. Regassa TT, Daba KT, Fabian ID, Mengasha AA. Knowledge, attitude, and practice of Ethiopian pediatricians concerning childhood eye diseases. BMC Ophthalmol. 2021 Feb 17;21(1):91. 

4. Mostovoy D, Bunin A, Eyni Y, Ben Natan M. Pediatricians’ knowledge, attitude, and practice on treating children with red eye disease. BMC Ophthalmol. 2023 Dec 1;23(1).

Martín Edisson Giraldo Mendivelso. Optómetra ULS, Magister Ciencias de la Visión. ULS. Especialista en Segmento Anterior y Lentes de Contacto USTA, FELLOW IACLE. Profesor Universidad CES, Medellín. [email protected].