En repetidas oportunidades hemos hablado de la importancia que tienen las monturas en nuestro estilo así como en la imagen que perciben lo demás de nosotros y cómo esto nos permite jugar con las infinitas posibilidades que la moda puede brindar a nuestras monturas. Esto nos llevó a hablar, en artículos anteriores, de diferentes estilos, de una interminable paleta de colores y materiales, hasta detenernos a pensar en cómo, este accesorio involucrado con nuestra salud visual, puede ofrecernos todas las variantes antes mencionada para cada momento de nuestra vida: cuando hacemos deportes, estudiamos, estamos cómodos en nuestra casa o asistimos a un evento elegantemente vestidos, tenemos la necesidad de ajustar nuestro outfit a cada situación y nuestras gafas no son la excepción.
Hoy vamos a hablar de algo distinto, ¿pueden las monturas definir nuestra edad? Está claro que no van a modificar nuestro número de documento de identidad, y menos cambiar la fecha de nacimiento, sin embargo, lo que sí pueden modificar es la percepción que los demás tienen de nosotros. Cuando la percepción se vuelve el centro de un tema que nos afecta podemos sacarle mucho provecho, pero para eso debemos ser conscientes y moldear esa percepción a nuestro favor
Según “The New York Times” la diferencia entre nuestra edad cronológica y cómo nos sentimos es la “edad subjetiva” y como está en nuestra mente se refleja en nuestra actitud, estilo y elecciones de vida. Quizá la pregunta correcta sería: ¿de qué edad nos sentimos?
Si tenemos más de 40 años, es probable que nos sintamos más jóvenes que lo que dice nuestro documento. Según Yannick Stephan (docente en la Universidad de Montpellier en Francia), eso sucede con aproximadamente el 80 por ciento de las personas. Un pequeño porcentaje de la población (menor al 10%) se siente mayor. La diferencia entre la edad que sienten tener y la que tienen en realidad aumenta con los años. A los 50, las personas pueden sentir que tienen unos cinco años menos, es decir, 10% más jóvenes, pero cuando cumplen 70 años, podrían sentirse 15 o 20% menores. Estos estudios que analizan la salud y cómo nos sentimos nos permiten entender algunas de las decisiones que tomamos sobre cómo nos arreglamos, qué ropa o accesorios compramos y cómo elegimos nuestras monturas.
Si analizamos la conducta de compra según las edades, “The Vision Council” (asociación dedicada al análisis del mercado óptico), informa que en el rango de los 18 a 34 años se prioriza la moda por sobre la calidad. El rango siguiente de 35 a 44 años se centra más en el Lifestyle y las necesidades de uso, la calidad óptica y que sea una montura que favorezca a nuestros rasgos. Finalmente, los mayores de 50 años tienen en común los problemas de presbicia u otra afección de la visión, es por eso que la protección y la calidad visual toman otra importancia.
Así que sin importar la edad que tengamos, la moda y el estilo personal nos han abierto una puerta que no pone límites a nuestras preferencias y a cómo nos sentimos. Muchos adolescentes se sienten transgresores usando monturas que décadas atrás usaban sus abuelos… y hay abuelos que su edad subjetiva está muy lejos de la cronológica y se atreven a usar monturas de colores llamativos como los fluorescentes. En el medio estamos casi todos los demás y no tenemos reglas que nos prohíban transmitir cuán jóvenes, serios o alegres nos sentimos, todo eso se ve en nuestra mirada y en las monturas que la visten.