El síndrome visual informático (SVI) es un conjunto de síntomas relacionados con el uso de dispositivos digitales tales como computadoras, teléfonos móviles, tabletas, agendas digitales, etc. El uso prolongado de estos dispositivos puede causar molestias como visión borrosa, cefalea, diplopía, síntomas de resequedad, fotosensibilidad, alteraciones en el parpadeo, disfunciones en el sistema acomodativo y vergencial, y otras afecciones en el usuario. Se trata entonces de una condición clínica que afecta a personas de todas las edades en el mundo debido al incremento en el uso de estos dispositivos tanto en el ámbito laboral como de la vida cotidiana.1,2
Se han establecido diferentes estrategias en el manejo del SVI, que incluyen intervenciones como el abordaje médico de la resequedad ocular a través de la formulación de lubricantes específicos, la adaptación ergonómica del puesto de trabajo con el ordenador, programas de terapia visual que se enfocan en restablecer la normalidad del sistema acomodación-convergencia, el uso de filtros protectores de la incidencia de luz al ojo, y pausas que permitan relajar la sobrecarga del sistema visual al uso prolongado de los dispositivos. También se describen en este apartado, ejercicios de parpadeo para un mejor descanso y distribución eficiente de la lágrima.3
Continuando con el enfoque de manejo, se ha difundido ampliamente en la práctica profesional la aplicación de la regla 20-20-20. Esta consiste en recomendar al paciente que cada 20 minutos realice una pausa consistente en observar por 20 segundos objetos que estén alejados por lo menos a 20 pies (6 m) de distancia. Se postula que este ejercicio proporciona alivio al sistema motor y acomodativo, evitando la astenopia que produce la cercanía del dispositivo electrónico y en general, reduce la sintomatología múltiple que representa el SVI. Sin embargo, es importante destacar que no existe una abundante evidencia científica que respalde esta recomendación.4
Entre los estudios más recientes, se destaca el trabajo de Anggrainy, Lubis y Ashar (2020), en el cual se buscó analizar el efecto de la regla 20-20-20 en la incidencia de SVI en trabajadores de computador. En un diseño cuasiexperimental, la población estudiada se dividió en dos grupos: el grupo de intervención, compuesto por personas que aplicaron la regla 20-20-20 en su rutina diaria, mientras que el grupo control, simplemente llevó a cabo sus actividades de uso del computador de forma rutinaria sin aplicar la regla. Al término de 5 días de observación, se realizaron preguntas sobre los síntomas frecuentes asociados al SVI.4
Una vez seleccionada la muestra, compuesta por 38 participantes en el grupo de intervención y 38 en el grupo de control, se administró un cuestionario que evaluaba 13 síntomas asociados al SVI, que incluyeron: sensación de ojos tensos, dolor ocular, dolor periorbitario, cansancio ocular, dolor de cabeza, resequedad ocular, irritación ocular, enrojecimiento de los ojos, visión borrosa, visión doble, dolor en el cuello, dolor en los hombros y dolor en las muñecas o en los dedos. Se asignó un puntaje de 1 si el síntoma estaba presente y 0 si no lo estaba, con un puntaje máximo posible de 13. Los resultados principales revelaron diferencias estadísticamente significativas entre los puntajes obtenidos por el grupo de intervención y el de control, siendo menor la frecuencia de síntomas en aquellos que aplicaron la regla 20-20-20.4
Ahora bien, con base en los resultados obtenidos antes y después de la intervención, se observó una diferencia significativa en aquellos pacientes que aplicaron la regla 20-20-20, mientras que en el grupo de control no se encontraron diferencias en los puntajes antes y después de la semana de seguimiento. Los autores sugieren que la regla de la pausa tiene un efecto protector sobre la sintomatología asociada al SVI. Con el fin de incrementar el efecto de esta estrategia de manejo, los autores sugieren la utilización de aplicaciones móviles desarrolladas para recordar a las personas la ejecución de las pausas.4
Otro estudio relevante fue el realizado por TalensEstarelles et al. (2023), cuyo objetivo fue evaluar los posibles beneficios de la regla 20-20-20 sobre el ojo seco y la visión binocular. En general, sobre las alteraciones causadas por el SVI. En la metodología, a los participantes se les instaló un software que les recordaba aplicar la regla y a través de la webcam se hizo seguimiento al parpadeo, a las direcciones de mirada y al cumplimiento de la regla. Las mediciones correspondientes a SVI se realizaron antes y después de dos semanas de aplicar la estrategia 20-20-20, y, también se realizaron una semana posterior al tratamiento. Las mediciones clínicas incluyeron la toma de: agudeza visual, postura acomodativa, disparidad de fijación, estereopsis, alineamiento ocular, facilidad de acomodación, vergencias positivas y negativas, y punto próximo de convergencia. La sintomatología se determinó a través del cuestionario para SVI, y para ojo seco, se aplicó OSDI.5
Continuando con la metodología, se evaluaron varios aspectos de la superficie ocular, incluyendo la medición del menisco lagrimal, el enrojecimiento conjuntival y la frecuencia y forma de parpadeo, espesor de capa lipídica, BUT no invasivo mediante keratograph, tinción corneal y conjuntival y epiteliopatía en parabrisas. Los resultados principales mostraron una disminución en la duración del tiempo total de trabajo en el computador, así como el incremento de pausas tomadas por día. No se observaron cambios significativos en los parámetros de visión binocular, excepto por el aumento de la facilidad de acomodación. Los síntomas de ojo seco disminuyeron, aunque esta mejoría no se mantuvo una semana después de interrumpir la regla 20-20-20. Otro aspecto a destacar es que no hubo diferencias significativas en los parámetros que evaluaron la visión binocular. En términos generales, los autores concluyen que la regla 20-20-20 es útil para reducir síntomas, aunque dos semanas de intervención no son suficientes.5
Todo parece indicar que la regla 20-20-20 tiene un efecto positivo sobre el SVI, pero aún no hay evidencia contundente que permita instaurar esta práctica como tratamiento efectivo. Los estudios publicados aún son pocos y algunos tienen limitaciones derivadas de los diseños metodológicos.
REFERENCIAS
1. Trancoso Vaz F, Fernández-López E, Roig-Revert MJ, Martín A, Peris-Martínez C. Improving Visual Comfort during Computer Gaming with Preservative-Free Hyaluronic Acid Artificial Tears Added to Ergophthalmological Measures. Vision. 2023 Jan 11;7(1):5.
2. Alamri A, Amer K, Aldosari A, S. Althubait B, Alqahtani M, M. AL Mudawi A, et al. Computer vision syndrome: Symptoms, risk factors, and practices. J Family Med Prim Care. 2022;11(9):5110.
3. Coles-Brennan C, Sulley A, Young G. Management of digital eye strain. Vol. 102, Clinical and Experimental Optometry. Blackwell Publishing Ltd; 2019. p. 18–29.
4. Anggrainy P, Lubis RR, Ashar T. The effect of trick intervention 20-20-20 on computer vision syndrome incidence in computer workers. Journal of Ophthalmology. 5. Talens-Estarelles C, Cerviño A, García-Lázaro S, Fogelton A, Sheppard A, Wolffsohn JS. The effects of breaks on digital eye strain, dry eye and binocular vision: Testing the 20-20-20 rule. Cont Lens Anterior Eye. 2023 Apr;46(2):101744.