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TRATAMIENTO PARA LA DGM


KOSTAS A. KAGKELARIS, OLGA E. MAKRI,
CONSTANTINE D. GEORGAKOPOULOS, AND GEORGE D. PANAYIOTAKOPOULOS
Adaptado de: Ther Adv Ophthalmol. 2018 Jan-Dec https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6066808/


La azitromicina (AZM) es el primer antibiótico azalídico, una clase de macrólido, que se deriva de la eritromicina. Se usa en enfermedades respiratorias e infecciones de transmisión sexual, así como para enfermedades oculares. Tiene propiedades bacteriostáticas contra un amplio espectro de bacterias grampositivas y gramnegativas, bacterias atípicas y algunos protozoos. Se sintetizó a principios de la década de 1980. En 2007, se aprobó como la primera solución oftálmica (AZM 1.0%) para tratar la conjuntivitis bacteriana. Antes, se prescribía (generalmente por vía oral) para infecciones oculares como el tracoma, y otras enfermedades con manifestaciones oculares. La azitromicina tópica se encontró efectiva y segura en la disfunción de las glándulas de meibomio, la toxoplasmosis y en el tracoma, entre otras.

BLEFARITIS Y DISFUNCIÓN DE LAS GLÁNDULAS DE MEIBOMIO
La blefaritis, se clasifica en anterior y posterior. La anterior se refiere a la inflamación del área que rodea la base de las pestañas y podría ir acompañada de restos escamosos, mientras que la blefaritis posterior está relacionada con la inflamación de las glándulas de meibomio y sus orificios. La disfunción de las glándulas de meibomio (DGM) es una anomalía crónica y difusa de estas glándulas, caracterizada por la obstrucción del conducto terminal y/o cambios cualitativos/cuantitativos en la secreción glandular. Actualmente, no existen pautas terapéuticas establecidas para la DGM y la mayoría de los casos se tratan mediante la higiene de los párpados, compresas y expresión de las glándulas, lubricantes, antibióticos tópicos y esteroides. Muchos estudios recientes han abordado el lugar de la AZM tópica y sistémica en la terapia de la blefaritis y la DGM. Debido a la falta de comprensión de los mecanismos subyacentes de la blefaritis y al hecho de que el papel de la colonización bacteriana es controvertido, las características antiinflamatorias, inmunomoduladoras y antimicrobianas amplias de la AZM proponen a este medicamento como candidato en un nuevo tratamiento.
La eficacia de AZM en la blefaritis se ha probado en diferentes protocolos de tratamiento, que mostraron que era más efectivo por 1 mes que los tratamientos más cortos. El tratamiento de la blefaritis crónica con gotas oculares de AZM tópica al 1,5% b.i.d. durante 2 días seguidos de administración única cada día durante 28 días (Grupo A) versus durante 12 días (Grupo B) demostró resultados mejorados y más sostenidos a favor del Grupo A. Ambos grupos fueron monitoreados antes del comienzo de administración de las gotas oculares, al final de la realización de cada protocolo de tratamiento y 4 semanas después. Además, se realiza TBUT y la prueba de Schirmer.
De manera similar, Fadlallah y sus colegas realizaron un estudio clínico entre dos grupos de pacientes que padecían una blefaritis de moderada a grave. A ambos grupos se les administró AZM tópico al 1.5% b.i.d. durante 3 días y se les instruyó realizar una higiene de los párpados dos veces al día (compresas tibias y limpieza con jabón), aunque el Grupo II continuó con la instalación tópica de AZM al 1.5% solo una vez por noche durante 27 días más. Los signos y síntomas de los pacientes fueron documentados y luego clasificados de acuerdo con la severidad.
En conclusión, el Grupo II mostró mejor resultado que el Grupo I. No se informaron problemas de seguridad. Además, después de un tratamiento de un mes con azitromicina al 1,0% solución oftálmica, los signos y síntomas de la blefaritis mejoraron significativamente, lo que persistió cuatro semanas después del tratamiento. El cultivo del margen del párpado mostró una disminución significativa en la carga microbiana, pero no se observaron cambios en las concentraciones de citoquinas lagrimales.
El AZM es un antibiótico seguro, bien tolerado y tiene propiedades farmacocinéticas especiales. Posee un amplio espectro antimicrobiano, es eficaz para el tratamiento de muchas enfermedades oculares y puede incluirse como monoterapia o en terapia de combinación en nuevos protocolos de tratamiento para más infecciones oculares.