El término liderazgo se está utilizando por estos días a diestra y siniestra (líderes sociales líderes estudiantiles, líderes políticos, etc.) pero debemos tomar este término, algunas veces nebuloso y mal usado, con precaución, particularmente en el campo de la salud. Aunque el liderazgo no se enseña tradicionalmente en las escuelas de medicina, los médicos tenemos algunas cualidades que son necesarias para ejercerlo, por ejemplo, la medicina requiere de habilidades como el pensamiento crítico, que es análogo al que se requiere para un liderazgo efectivo, para afrontar problemas complejos, hacer diagnósticos y generar planes de acción. Para que un liderazgo sea efectivo no solo debe convencer y conmover, sino que se debe construir con los fundamentos sólidos de una misión clara (la razón por la que la institución existe). En una institución de salud, no solo es importante para ofrecer un servicio de alta calidad y humano sino también para producir nuevos conocimientos y entrenamiento a nuevas generaciones.
Además, deberá formularse sistemáticamente una visión de futuro y esperanzadoramente mejor, sobre la base de las tendencias demográfcas, los avances científcos e innovaciones tecnológicas (por ejemplo, adquisición de nuevas tecnologías midiendo las consecuencias secundarias sobre volúmenes quirúrgicos, necesidades de su equipo humano, fnanzas y disponibilidad de áreas para su ejecución). También, es esencial una estrategia y táctica específca (la estrategia se refere a los planes que la organización sigue con el fn de ser exitosa y competitiva, mientras, la táctica se refere a los pasos específcos que la organización toma para alcanzar e implementar esa estrategia) y, fnalmente, una cultura organizacional que lleve al éxito. Los equipos más efcientes incluyen individuos con talento en áreas complementarias de experiencia y que se sientan cómodos expresando sus opiniones, el líder no debe dominar la conversación, el líder efectivo debe creerle a su equipo, debe retarlos y dejarles manejar situaciones complicadas.
Cuando hay decisiones difíciles de tomar el líder y su equipo debe de tener un alto grado de inteligencia emocional y la valentía de tomar la mejor decisión en benefcio de la organización. El valor en el liderazgo es otra habilidad que se puede desarrollar con la práctica en el tiempo, lo cual requiere justicia, transparencia y hacer las cosas bien. Las habilidades del liderazgo crecen con el tiempo de manera progresiva y como cualquier otro tipo de habilidad puede aprenderse y mejorarse. No así, el desarrollo de atributos personales que se requieren para un liderazgo efectivo, estos muchas veces son innatos, la retroalimentación es la herramienta clave en el desarrollo de estos atributos, la manera más común pero a la vez menos efectiva es la famosa retroalimentación “anual” que utilizan las empresas. Hoy día los métodos más efectivos son las evaluaciones estructuradas de 360 grados (que dan la oportunidad de una franca retroalimentación y honestidad) y el otro es el “coaching” (el cual se puede utilizar para establecer y ejecutar planes de desarrollo individual). Como resultado las organizaciones de salud a nivel mundial, reconocen la importancia de vincular médicos en sus equipos de liderazgo y esta vinculación se torna aún más importante cuando los retos en el sistema de salud aumentan y cambian continuamente.
Es responsabilidad del líder iniciar y manejar los cambios internos necesarios que se adapten a las circunstancias de cambio. Es cierto que, sin los cambios, solo se está dirigiendo, pero no liderando. La habilidad para instituir cambios positivos fuerza y reta a los mejores líderes. Grandes organizaciones requieren grandes líderes y las mejores organizaciones entienden que cultivar las habilidades de liderazgo deben ser intencionadas y no dejarse al azar. Practicar el liderazgo es tanto una disciplina como un arte. ¿Cuántos de nuestros considerados “líderes” construyen sobre fundamentos sólidos sus metas, además de convencer y conmover?, o es que estamos al vaivén de las circunstancias políticas que mueven a estos “pseudo líderes” y nos crean las incertidumbres sociales, políticas, y económicas a nivel nacional e internacional. Invito a las instituciones académicas y hospitalarias para que, con base en el justo tributo a sus líderes, los apoyen para construir un futuro mejor.