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¿Cómo abordar la enfermedad de superficie ocular en cirugía de catarata?

La cirugía de catarata es el procedimiento más frecuente realizado en todo el mundo para tratar esta condición. Este brinda resultados visuales inmediatos gracias a los avances tanto en la tecnología propia de la cirugía como en el desarrollo de los lentes intraoculares. Sin embargo, diversos factores inciden en los resultados óptimos tras la cirugía. Uno de los aspectos más significativos a considerar es la presencia de alteraciones de la superficie ocular. Se ha documentado que en pacientes con enfermedades de la superficie ocular (ESO) preexistentes, los datos clínicos tienden a empeoran después de la cirugía. Así mismo en personas sin ESO, el procedimiento quirúrgico en sí mismo predispone a alteraciones en la homeostasis de la superficie. (1)

Con base en lo expuesto, es esencial establecer estrategias que permitan abordar las afecciones en la superficie ocular desde el periodo intraoperatorio hasta el postoperatorio, evitando así sus posibles repercusiones en la salud ocular y en la calidad visual. Para comenzar con este propósito, se recomienda que durante la evaluación prequirúrgica se incluyan pruebas de tinción de la superficie, una evaluación de la lágrima y de la sintomatología asociada al ojo seco, además de una evaluación rigurosa de todas las estructuras que conforman la unidad funcional de la superficie ocular. También resultará imperativo investigar en profundidad enfermedades relacionadas con la edad que afectan directamente dicha superficie, entre las cuales se encuentran el síndrome de Stevens–Johnson, el síndrome de Sjögren, el penfigoide cicatrizal, la úlcera de Mooren, la insuficiencia de células madre, entre otras. (2,3) Ver Figura 1.

Figura 1: Úlcera de Mooren.

Como medida preventiva, es fundamental afrontar la presencia de ESO prequirúrgica antes de llevar a cabo el procedimiento, con el fin de optimizar la salud de la superficie ocular. Entre las posibles estrategias clínicas se incluyen: el manejo de disfunción de glándulas de Meibomio, la conjuntivitis alérgica, la blefaritis, el ojo seco severo, entre otros. En casos más graves, cuando se requiere la prescripción de antiinflamatorios e inmunomoduladores, se recomienda un enfoque interdisciplinario en colaboración con el reumatólogo, por ejemplo, para garantizar un control efectivo de la respuesta inflamatoria de la superficie ante la autoinmunidad. (2,3)

Como consejo intraoperatorio para prevenir la exacerbación de las condiciones de ESO, Priyadarshini et al. (2023), recomiendan: realizar una incisión alineada de manera precisa, para evitar áreas con mayor adelgazamiento corneal. Una incisión nítida y cuidadosa contribuye a evitar procesos de cicatrización complicados, que podrían agravar o desencadenar inflamación en caso de ESO. Al respetar este enfoque de incisión corneal, también se minimiza la probabilidad de cicatrización de la conjuntiva circundante, en especial si ha estado comprometida previamente, como en el caso de pterigión. Se recomienda realizar la incisión preferiblemente a nivel temporal o superior temporal, aunque esta elección dependerá de las particularidades de cada caso. En situaciones donde la córnea está seriamente afectada, como en el caso de la úlcera de Mooren, se sugiere considerar una incisión a nivel escleral. (2)

Además de evaluar el tamaño y la ubicación de la incisión, es importante tener en cuenta la naturaleza de la facoemulsificación. Aunque tanto esta técnica como la cirugía de catarata de pequeña incisión (SICS, por su sigla en inglés) generan efectos similares en la superficie ocular, la SICS presenta una pequeña ventaja en cuanto al tiempo quirúrgico, que es menor, lo que podría ser un factor protector para la salud de la superficie ocular. Por otro lado, la cirugía de catarata asistida por láser femtosegundo podría acarrear un mayor riesgo de desarrollar ojo seco en comparación con la facoemulsificación. Esto se debe a que el anillo de succión empleado en esta técnica puede dañar las células epiteliales corneales, ocasionando traumatismo en la superficie. Es importante resaltar que el epitelio conjuntival también se puede ver afectado, así como la integridad de las células caliciformes. No obstante, es importante destacar que esta teoría requiere de una mayor base de evidencia científica. (2,3)

En el periodo del postoperatorio, es de vital importancia mantener un enfoque continuo en el manejo del ojo seco. En este contexto, resulta esencial considerar la utilización de medicamentos tales como lubricantes libres de preservantes, agentes secretagogos de mucina, oclusión de puntos lagrimales y terapias antiinflamatorias e inmunomoduladoras como la ciclosporina A, los cuales podrían ser altamente beneficiosos para la superficie ocular. También es necesario tener en cuenta que la administración de antibióticos profilácticos después de la cirugía se debe manejar con precaución, para evitar que la toxicidad propia de los preservan tes presentes en esta terapia empeore la salud de la superficie ocular. Con esta premisa, se está evaluando la viabilidad de aumentar el uso de moxifloxacina intracameral, incluso en combinación con triamcinolona o dexametasona para evitar la toxicidad asociada con los medicamentos tópicos. Por otro lado, se contempla que la administración de estos principios activos de manera intravítrea o mediante dispositivos de liberación sostenida podría representar, en el futuro, una solución definitiva para los ojos expuestos a ESO. (3)

Para finalizar es importante resaltar la recomendación de que los pacientes sometidos a cirugía con ESO asociada deben tener un estricto y frecuente control postquirúrgico. Por esta razón, se debe evaluar la presencia de posibles complicaciones tales como exacerbación de ojo seco, defectos epiteliales persistentes, derretimiento corneal y síntomas notables de ojo seco. En caso de que se detecten estas situaciones, se procederá a reajustar o modificar el tratamiento de manera adecuada. Además, en situaciones donde el ojo seco severo esté acompañado de un defecto refractivo residual importante, se aconseja analizar la posibilidad de adaptar lentes de contacto esclerales. La implementación de todas estas medidas contribuirá a evitar la ESO relacionada con la cirugía de catarata impacte negativamente en los resultados visuales y en la salud ocular de los pacientes. (3)