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EL HÁBITO TABÁQUICO Y SUS EFECTOS EN LA SUPERFICIE OCULAR

A pesar de las campañas implementadas por muchos países, el consumo de tabaco mata cada año más de 7 millones de personas en el mundo. Según datos entregados por la Organización Mundial de la Salud; adicional a lo anterior, alrededor de un 80% de los más de mil millones de fumadores que hay en el mundo, viven en países de ingresos bajos o medios, evidenciando una mayor carga de morbilidad y mortalidad asociada al tabaco.

Los consumidores de tabaco que mueren prematuramente privan a sus familias de ingresos, aumentan el costo de la atención sanitaria y dificultan el desarrollo económico.1 Las cifras anteriores generan un llamado de atención que motiva a la unión de esfuerzo interdisciplinar, donde los profesionales de la salud visual juegan un papel fundamental, para desarrollar estrategias de intervención ante este problema de salud pública.

Según lo planteado en el Programa para la Cesación del Consumo de Tabaco y Atención del Tabaquismo en Colombia, desarrollado por el Ministerio de Salud y Protección Social en el año 2017, se determinó que el 12.9% de la población ha fumado tabaco/cigarrillo al menos una vez en los últimos 30 días y se consideran consumidores actuales; esta cifra equivale a un poco más de tres millones de fumadores en el país. Por otro lado, la carga de enfermedad atribuible al tabaquismo ocasiona 26.460 muertes al año y el sistema de salud invierte 4.7 billones de pesos anualmente para atender a las personas con enfermedades provocadas por el consumo o exposición al tabaco.2

Múltiples evidencias científicas evidencian las consecuencias fisiopatológicas del tabaquismo, entre ellas el desarrollo de cáncer de boca, laringe, faringe, cavidades nasales, esófago, pulmón entre otros; además las personas que asumen este hábito también manifiestan disminución del sentido del gusto, halitosis, alteración del sentido del olfato, así como el envejecimiento prematuro de la piel y enfermedades periodontales. En el sistema cardiovascular el hábito tabáquico se asocia con la enfermedad vascular periférica, trombosis y el accidente cerebro vascular, sin olvidar el infarto agudo de miocardio y a nivel pulmonar el desarrollo de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, entre otras afecciones pulmonares que afectan la oxigenación celular y consecuentemente las manifestaciones clínicas sistémicas.

Los compuestos químicos del tabaco generan vasoconstricción sistémica, lo que disminuye el flujo sanguíneo y por ende la oxigenación celular del tejido subyacente, la superficie ocular mantiene su irrigación sanguínea por capilares oculares que garantizan en condiciones normales la oxigenación celular, sin embargo, el humo del tabaco daña el endotelio capilar generando un proceso de hipoxia en el tejido ocular.

Dentro de la revisión bibliográfica se encuentran también alteraciones de la superficie ocular, uno de ellos manifiesta que fumar causa celular de las mucosas oculares y que adicionalmente, la exposición al humo durante periodos prolongados hace que las células no tengan la oportunidad de regenerarse. Si este proceso se presenta de manera recurrente puede llegar a desencadenar enfermedades oculares graves, no solo en la superficie, pues incrementa el riesgo de desarrollar degeneración macular relacionada con la edad.3

Teniendo en cuenta que el concepto de enfermedad de superficie ocular se ha convertido en una tendencia entre los profesionales de la salud que se dedican a esta área específica; el impacto de este término radica en su capacidad de abarcar una serie de patologías que desde el punto de vista etiológico se relacionan entre sí, dentro de ellas encontramos la enfermedad de ojo seco, las variedades de conjuntivitis y las alteraciones corneales, las cuales pueden presentarse con mayor facilidad en pacientes fumadores.

El análisis de este grupo de afecciones ha establecido que el factor desencadenante es el cambio de osmolaridad de la matriz lagrimal. Esta variación bioquímica genera una reacción inflamatoria que afecta toda la homeóstasis de los tejidos conjuntivales, corneales y por supuesto la composición de la lágrima.

Ahora bien, bajo este marco se trae, para entrar en contexto, la definición de enfermedad de ojo seco (EOS) dada por el más reciente consenso de expertos quienes la conceptualizan de la siguiente manera : “El ojo seco es una enfermedad multifactorial de la superficie ocular caracterizada por una pérdida de la homeóstasis de la película lagrimal acompañada por síntomas oculares en los que la inestabilidad, la hiperosmolaridad, la inflamación y el daño de la superficie ocular y el daño neurosensorial desempeñan un papel etiológico”4 Cabe resaltar entre otros datos asociados a la EOS que cerca del 40% de la población mundial joven la padece y que después de los 60 años este porcentaje se incrementa hasta un 75%.5

Por otro lado, la conjuntiva es una mucosa ocular que está en íntima relación con la matriz lagrimal y que fisiológicamente aporta componentes para su estabilidad; en esta sinergia, si un paciente padece de ojo seco, la aparición de cuadros inflamatorios o conjuntivitis es común y su alteración inmunológica la volverá propensa a padecer ataques de bacterias, virus y alérgenos.

La otra víctima de esta pérdida de homeóstasis de superficie es la córnea. Este tejido que está compuesto en su mayoría por agua y colágeno, requiere mantenerse humectado e hidratado para conservar intacta su estructura; al disminuirse o perderse la protección que le brinda la matriz lagrimal, el proceso mecánico de fricción entre el párpado y su superficie deriva en una epiteliopatía puntiforme superficial, que se define como la pérdida excesiva de células escamosas del epitelio. Este fenómeno sobrexpone la córnea a infecciones agravando el cuadro clínico del paciente y por ende las consecuencias visuales serán mayores.

Todos los procesos fisiopatológicos descritos anteriormente requieren de una buena actividad celular y aunque los factores etiológicos de la enfermedad de superficie ocular son múltiples, se ha establecido que el hábito tabáquico tiene un impacto negativo sobre los procesos de mitosis celular para la regeneración o cicatrización de los epitelios comprometidos, lo que por lógica fisiológica va a retrasar la recuperación de los pacientes y va a interferir en el tratamiento propuesto.

La invitación a los profesionales de la salud visual es a abordar este tipo de pacientes desde una perspectiva multidisciplinaria y a indagar más sobre los hábitos de aquellos individuos que están bajo su cuidado para generar las recomendaciones y remisiones necesarias, de esta manera se abordará e impactará de manera positiva este problema de salud pública tan común en nuestra sociedad.

 REFERENCIAS

1. Ministerio de Salud y Protección Social. (1 de febrero de 2017). Minsalud. Recuperado el 8 de marzo 2019, de Programa para la cesación del consumo de tabaco y atención del tabaquismo:https://www.minsalud.gov.co/sites/rid/Lists/BibliotecaDigital/RIDE/VS/PP/ENT/programa-cesacion-tabaco.pdf

2. Ministerio de Salud y Protección Social. (01 de febrero de 2017). Minsalud. Recuperado el 8 de marzo de 2019, de Programa para la cesación del consumo de tabaco y atención del tabaquismo:https://www.minsalud.gov.co/sites/rid/Lists/BibliotecaDigital/RIDE/VS/PP/ENT/programa-cesacion-tabaco.pdf

3. Hernández, D. (mayo de 2016). Estudio de los daños producidos en el globo ocular por el humo de tabaco en hombres y mujeres fumadores y no fumadores entre 18 a 45 años. Quito, Ecuador: Instituto Tecnológico Coordillera. Recuperado el 8 de marzo de 2019, de http://www.dspace.cordillera.edu.ec/xmlui/handle/123456789/2016

4. Craig, J., Nichols, K., Akpek, E., Caffery, B., Harminder, D., Joo, C., . . . Stapleton, F. (6 de Mayo de 2017). TFOS DEWS II, Definition and Clasification Report. The Ocular Surface (15), 276-283. doi:10.1016/2017.05.008

5. Victorero, Y., Martinez, Z., Triana, I., Sablon, R., Hernández, C., & Morell, Z. (2013). Características Clínico-Epidemiológicas del Síndrome de Ojo Seco en el Policlínico Federico Capdevilla. Habana: Centro Oftalmológico Enrique Cabrera. Recuperado el 22 de marzo de 2019, de http://www.bvs.sld.cu/revistas/mciego/vol19_01_13/pdf/T8.pdf

 

Autores

Ángela María Blanco Vanegas. Docente de cuidado respiratorio de baja complejidad e investigadora del programa de Terapia Respiratoria Areandina Pereira

Carolina Gallego Londoño. Docente de semiología radiológica e investigadora del programa de Tecnología y Radiología en Imágenes diagnósticas