Es de nuestro entero conocimiento que contamos con múltiples opciones altamente efectivas para el manejo de la progresión de la miopía en niños disponibles en la actualidad. Estas se podrían dividir en dos grandes grupos: ópticos y farmacéuticos. En el grupo óptico tenemos lentes de contacto y lentes oftálmicos. Dentro de los lentes de contacto se tienen lentes multifocales que se consideran “off-label”, es decir, que no tienen una indicación específica para el control de la miopía, sin embargo, basados en la evidencia, por su diseño de multifocalidad, han demostrado ser efectivos en la reducción de la progresión de la miopía. También, contamos con los lentes de contacto blandos desechables diarios de foco dual o desenfoque periférico, aprobados por la FDA para el control de la miopía. En el grupo de los lentes oftálmicos, afortunadamente, disponemos de varios diseños de grandes laboratorios que están siendo introducidos en América Latina poco a poco y ya están disponibles en algunos de estos territorios. Y, por último, tenemos la opción farmacológica, que desafortunadamente no se tiene disponible en todos los países.
Ahora bien, de forma individual estas alternativas tienen alta efectividad en el control de la progresión de la miopía, pero ¿Qué sabemos de las terapias combinadas? ¿Qué tan efectivas son o no lo son? Por ahora, se asume que, si combinamos algunas de estas opciones, pues en teoría deberán tener un mayor grado de efectividad. Los tratamientos combinados son un enfoque lógico y sistemático, que se utiliza desde hace algunos años para obtener un mayor efecto en el control de miopía vs los tratamientos monoterapia. Aunque no hay muchos estudios clínicos acerca de estas terapias combinadas, los reportes existentes han generado conclusiones mixtas, algunas combinaciones son positivas, mientras otras no.
En la mayoría de las publicaciones, sino en todas, se usa la atropina combinada con algún otro tipo de intervención, generalmente óptica. La combinación más frecuente encontrada en los reportes clínicos es la de ortoqueratología y atropina de baja dosis. En la mayor parte de los informes se concluye que la terapia combinada si es más efectiva que la monoterapia, ya sea solo atropina o solo ortoqueratología. Sin embargo, la combinación de atropina con lentes multifocales o de foco dual no ha mostrado la misma diferencia significativa frente a la monoterapia.
En mi opinión, estas terapias combinadas se convierten en herramientas valiosas que pueden aplicarse en casos donde la monoterapia no produce los resultados esperados, como en miopías altas que se diagnostican a muy temprana edad o cuando se busca optimizar los resultados de un tratamiento seleccionado. Esperemos que la investigación en este campo continúe para ofrecer mejores y más rápidos resultados a nuestros pacientes.
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