El mundo ya no volverá a ser igual después de esta pandemia del coronavirus, y es que el virus ha atacado de manera simultánea a toda la humanidad sin importar el color de la piel, sexo, nacionalidad, religión, profesión o preferencia política.
La pandemia que se originó en la China viajó rápidamente a Europa y cruzó los mares Atlántico y Pacífico para invadir a los países de América. El virus toma por sorpresa la comunidad científica y la encuentra sin antídotos y sin tratamiento específico y todavía no se tiene explicación para muchos fenómenos clínicos que son novedades en la medicina. No se comprende por qué a algunos pacientes el mismo virus que produce neumonías agudas y severas, en otros casos precipita una lluvia de citoquinas, en los jóvenes cursa la enfermedad de manera benigna, cuando a los ancianos y diabéticos les ataca con altísimo índice de mortalidad. La comunidad científica se ha visto obligada a improvisar con tratamientos variados algunos que terminaron sin evidencia de ser efectivos tales como la hidroxicloroquina, y otros como la ivermectina, un antiparasitario conocido y disponible desde hace años, que demuestra ser altamente efectivo en la prevención de la neumonía en los contagiados con el virus.
Actualmente, las autoridades científicas más respetadas del mundo, como el Dr. Anthony Fauci, no tienen claro si la tercera dosis de la vacuna realmente es necesaria y si es suficiente recibir las dos dosis de las vacunas para mantener los niveles de protección inmunológica. Sabemos de publicaciones desde Israel, que los niveles de anticuerpos neutralizantes contra el SarsCov-2 llegan a niveles de altísima efectividad en los recién vacunados pero esta efectividad se va perdiendo y desciende de un 95% al 64% después de seis meses de haberse vacunado. Para colmo el virus tiene la capacidad de mutar y convertirse en variantes como la Gamma de Brasil, la Delta de Cuba, o la Alfa de Sudáfrica. La industria farmacéutica se ha visto obligada a improvisar y las entidades regulatorias han tenido que reducir las barreras para que las nuevas vacunas puedan ser producidas, sin el debido rigor y proceso científico, para garantizar una mínima de complicaciones y efectos secundarios.
Todos estos interrogantes han creado un ambiente de pánico en la población que solamente se agrava por el manejo político de la pandemia, donde en países con altísimo nivel de desarrollo como los Estados Unidos de América, llegan a tener un altísimo porcentaje de personas que rehúsan recibir la vacuna y así imposibilitan la inmunidad de rebaño que requiere que el 70% de la población esté vacunada. La misma nación de altísimo poder económico y capacidad científica, publica más de 600,000 muertes por el covid-19. Para colmo, las medidas de aislamiento, mascarillas, cuarentena, y la inmunización se convierten en tema político, dividiendo las decisiones tomadas por algunos presidentes de países como Brasil, México, e Inglaterra que inicialmente adoptaron una actitud permisiva para después tener que cambiar las medidas restrictivas debido a la altísima mortalidad y niveles de infección que colmaron la capacidad de los sistemas sanitarios, particularmente las unidades de cuidados intensivos. En algunos países como Gran Bretaña, se escoge poner una sola vacuna, cuando Israel aboga por las dos dosis y en ciertos casos un “booster” a los seis meses después de la última aplicación de vacuna. Para agravar este nivel de pánico y temor por lo desconocido, aparecen la gran cantidad de detractores, noticias falsas, y teorías de conspiración que llegan a obsesionar a algunos y llenar de pánico a otros.
Afortunadamente, hemos aprendido a encontrar la evidencia y basar nuestras decisiones en la evidencia confiable y publicada en revistas de alto prestigio y trabajos revisados por juntas editoriales (peer review) que saben evaluar el nivel científico de sus publicaciones. Así llegamos al desarrollo de estrategias contra la enfermedad tales como la efectividad de las mascarillas que filtran el 95% del aire, el lavado de las manos, la susceptibilidad del virus al cloro y a las temperaturas por encima de los 28*C. Encontramos como proteger al personal sanitario que está tan altamente expuesto al contagio, y el modo de mantener la seguridad en sitios cerrados y cómo realizar pruebas como la PCR-RT para detectar la presencia del virus en la nasofaringe y las pruebas de anticuerpos para determinar el nivel de inmunidad al SarsCov-2 y saber si ha sufrido la infección previamente.
Las consultas de nuestros especialistas han cambiado para siempre y nuestros sistemas de citas, distanciamiento en las salas de espera, y hasta las autorizaciones para cirugía electiva, ya requieren de estrictos protocolos para proteger a los pacientes y al personal sanitario. Hemos constatado que, en los mejores centros, las consultas virtuales ya son la norma y existen híbridos que permiten una parte presencial y la otra virtual así evitando el riesgo de contacto con el virus.
En España, FacoElche realiza su primer congreso presencial con 300 asistentes presenciales, más de 400 participantes virtuales y FacoExtrema de Argentina y el Curso Interamericano del Bascom Palmer se mantienen 100% virtual. Las reuniones de Zoom, simposios virtuales por Google o por Microsoft Teams, ya son la norma y lo serán por mucho tiempo.
Entonces nos preguntamos, hasta cuándo estaremos sometidos al temor y a la amenaza del Covid-19, y la respuesta es que este virus estará con nosotros por años y que el mundo no volverá a ser igual. Tenemos que aprender a sobrevivir con todas las mencionadas medidas de precaución y aceptar que no todo lo sabemos acerca de este virus. Ni siquiera sabemos si salió de las selvas con murciélagos como vectores, o si salió de un accidente de laboratorio en la ciudad de Wuhan en China. Pero hemos aprendido a discernir lo que está científicamente comprobado, de lo que es teoría, manipulación política o comercial, o lo que es demagogia de los líderes políticos. Hemos sufrido mucho con el reto del covid-19, pero nuestro mundo lo podrá superar y volveremos fortalecidos por los retos de esta pandemia para hacer un mundo mejor para todos.
Juan F. Batlle P. Profesor de Oftalmología.