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Glaucoma, de la teoría a la práctica

Juan F. Batlle P.
Profesor de Oftalmología.

La oftalmología ha experimentado grandes avances en el diagnóstico y manejo del glaucoma. Sin embargo, esta enfermedad sigue siendo la principal causa de ceguera irreversible en el mundo. En las regiones que circundan el Mar Caribe, la prevalencia de glaucoma en varones de origen afroamericano llega a ser hasta del 8 % de la población, en comparación con solo el 2.4 % en países europeos y norteamericanos. Quizás el principal obstáculo para el diagnóstico del glaucoma es su característica de progresión silente y asintomática, por lo que el paciente no se da cuenta de la afección hasta que llega a estados muy avanzados e irreversibles. Por lo tanto, el diagnóstico precoz, los estudios necesarios de tonometría, campimetría, imagenología, y sobre todo el uso de los avances de la tomografía de coherencia óptica y los estudios de las fibras nerviosas y las capas ganglionares, hacen de su detección temprana algo accesible y eficaz.

 El manejo farmacológico del glaucoma sigue siendo el primer paso hacia el control de la presión intraocular la cual debe ser reducida a niveles de “presión meta” para evitar la progresión de esta condición. Sin embargo, las nuevas tecnologías de láser en la forma de SLT o trabeculoplastia selectiva con láser de YAG, así como la ALT que usa el láser de Argón, pueden ser grandes contribuciones al control costo efectivo del glaucoma primario de ángulo abierto. La SLT ha demostrado que no solamente controla las presiones en sus estados más tempranos, sino que aumenta la efectividad de los fármacos disponibles.

El tratamiento escalonado del glaucoma, que depende de su severidad, pasa por las etapas de gotas, láseres y nuevos fármacos hasta los nuevos adelantos quirúrgicos, que ya no son teorías ilusas, al contrario, existe bastante evidencia científica para que los nuevos dispositivos llamados MIGS o Cirugía de Glaucoma Mínimamente Invasiva sean considerados una opción eficaz para el manejo del glaucoma, ya que permiten el control de la presión intraocular como si fuesen tratamientos hechos a la medida para cada condición y severidad.

El 85 % de los glaucomas son de ángulos abiertos, pero existe un 15 % de casos que son de ángulos cerrados o secundarios a otras condiciones generalmente metabólicas, congénitas, hereditarias o uveíticas.

La clasificación del glaucoma es fundamental para indicar el mejor tratamiento y para así obtener la mayor efectividad y los mejores resultados. El especialista de glaucoma moderno sale a enfrentar al enemigo con recursos que son mucho más sofisticados y efectivos que antes, los cuales garantizan controles de la presión intraocular y así evitan la ceguera. La educación de los pacientes, su participación en el control de la presión a través de la buena adherencia a la terapia farmacológica y, sobre todo, la disciplina de asistir a sus citas de control cada tres o cuatro meses, son fundamentales para someter el enemigo a la obediencia.

Afortunadamente, se han logrado avances con el uso de la inteligencia artificial en el diagnóstico de las anatomías que tienen predisposición al cierre angular, así como en aquellas imágenes que pueden identificar la excavación sospechosa y temprana del nervio óptico, y en los estudios ambulatorios que nos permiten realizar tonometría en el hogar y campimetrías portátiles, que serán grandes determinantes en el futuro de la especialidad.

El glaucoma muchas veces viene acompañado de otras patologías, especialmente de cataratas y diabetes. El manejo de las cataratas en pacientes con glaucoma requiere de mucho discernimiento, ya que las cirugías combinadas son más complejas, pero la tecnología de facoemulsificación y lo MIGS las han hecho mucho más seguras. Recientemente, se han agregado el láser micropulsado y la endociclofotocoagulación como terapias seguras y altamente efectivas que pueden combinarse con la cirugía de catarata sin aumentar el riesgo de la intervención. 

El manejo moderno del glaucoma requiere de la colaboración de los pacientes, del oftalmólogo general, del especialista en glaucoma, y también, de las empresas prestadoras de servicio que son nuestras aliadas en el control de esta causa tan importante de ceguera. Todos tenemos que poner nuestro granito de arena para lograr vencer a este enemigo de la visión.

La visita al oftalmólogo debe estar siempre acompañada de la tonometría, así como de la evaluación del ángulo de la cámara anterior y de la valoración de la apariencia de las papilas. No basta realizar una buena refracción y un buen examen externo, el glaucoma se tiene que buscar y detectar oportunamente para evitar un daño irreversible. La derivación oportuna al especialista es fundamental.