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Herramientas tiflotecnológicas “valioso recurso en la rehabilitación del paciente con baja visión”

El objetivo del presente artículo consiste en reconocer las características, ventajas y desventajas de las herramientas tiflotecnológicas, así como resaltar la importancia de implementarlas en los planes de rehabilitación dirigidos a personas con discapacidad visual para facilitar su inclusión educativa y laboral.

INTRODUCCIÓN
Mucho se ha escuchado sobre las herramientas tiflotecnológicas o el uso que se les da. Pero, ¿qué son? ¿cómo se adaptan? ¿cuándo se deben recomendar? Son algunas de las preguntas que se suelen plantear con mayor frecuencia al considerarlas como opción en el manejo de la rehabilitación de un paciente con baja visión; en este trabajo se hablará de las características de estas para ampliar el panorama de opciones con el que se cuenta en la actualidad y así poder hacer una recomendación certera.

ANTECEDENTES
La tiflotecnología es la tecnología diseñada para facilitar las actividades diarias de las personas con discapacidad visual (ceguera y baja visión), este grupo de personas con frecuencia tienden a sufrir discriminación y restricciones en la participación, lo que dificulta su acceso a la educación, el empleo y la recreación. La tiflotecnología es definida por la Real Academia de la Lengua Española como el “estudio de la adaptación de procedimientos y técnicas para su utilización por los ciegos”.

El sistema de lectoescritura braille (creado en 1825), fue uno de los primeros acercamientos de las personas con discapacidad visual a la educación, sin embargo, no fue sino hasta principios de siglo XX, que apareció la primera máquina de escribir en braille, que estos pudieron acceder a más libros, ya que esto facilitaba su reproducción.

Los primeros libros hablados aparecieron en 1962 y en los 70`s se creó una de las primeras herramientas microelectrónicas conocido como “Optacon” que mediante una cámara y un sistema táctil se generaban vibraciones permitiéndole a las personas con discapacidad visual detectar imágenes y textos, es a partir de este momento que comienzan a aparecer diferentes prototipos con bases microelectrónicas, pero que se caracterizaban por usar como principal canal el tacto, esta tecnología era muy útil para las personas ciegas, pero, ¿qué pasaba con las personas de baja visión?

Aunque clínicamente ya existía la definición de baja visión (William Feinbloom-1935) no fue hasta 1976 que comienza a reconocerse la baja visión con un enfoque social y se define la baja visión como la función visual reducida causada por cualquier trastorno del ojo o del sistema visual, dando como resultado un nivel de visión que no se puede mejorar dentro de los niveles normales a través de medicación, cirugía o del uso de la corrección visual (Faye-1976) es decir, a partir de este momento la sociedad comienza a diferenciar a las personas con discapacidad visual en dos grupos: las que son ciegas y las que tienen dificultades visuales. Esto permite que la tecnología dirigida a este sector se enfoque en satisfacer las diferentes demandas de cada uno. En 1983 aparecen las primeras telelupas permitiendo a las personas con baja visión hacer uso de su resto visual, mediante sistemas de magnificación electrónicos.

Al igual que el resto de la tecnología, las herramientas tiflotecnológicas evolucionaron gracias a diversos factores entre los más destacados la visibilidad de la problemática y la asequibilidad de los materiales para su producción, es así como en 1988 aparece el primer software para PC que permite que el contenido digital de los ordenadores convencionales sea accesible, al convertir los textos en una versión parlante, dando así los primeros pasos de las personas con discapacidad visual hacia la era digital.

HERRAMIENTAS ÓPTICAS
En la actualidad existen diversas herramientas ópticas que se utilizan para facilitar la ejecución de tareas cotidianas; lupas, telescopios, prismas, adiciones altas.
Al ser herramientas que ofrecen una magnificación angular es importante considerar algunos factores para lograr una exitosa adaptación como: causa de la baja visión, ocupación del paciente, distancia de trabajo, actividad a realizar, tiempo que el paciente realizará la actividad, nivel socioeconómico, estado cognitivo y motor.

De todos estos factores dependerá la recomendación que el profesional de la salud visual realizará, ya que la omisión de algún detalle podría contribuir a la deserción del uso de la herramienta, en algunos casos por no satisfacer la demanda visual del paciente y en otros por no poder manipularla.

SISTEMAS DE MAGNIFICACIÓN ELECTRÓNICA

Estos entran dentro del grupo de herramientas tiflotecnológicas y funcionan mediante la ampliación por proyección, por lo que solo son útiles para personas que aún conservan un resto visual es decir que tienen baja visión.

El uso de estas herramientas tiene múltiples beneficios ya que permiten su uso por tiempo prolongado manteniendo una distancia de trabajo saludable y cómoda, debido a diversos componentes con los que deben contar rigurosamente para que sean herramientas efectivas.

Las especificaciones de cada sistema de magnificación electrónica varían dependiendo el uso al que serán destinadas, sin embargo, hay características constantes como:

Deberán contar con:

  1. Una pantalla o un sistema que permita proyectar el objeto a magnificar. 2. Los rangos de magnificación que van de 10.5 X hasta los 65 X.
  2. Diferentes opciones de contraste mejorando la percepción del mismo.
  3. Poseer elementos que permitan controlar la iluminación.
  4. Un sistema de carga. Las telelupas se pueden dividir en 3 grupos dependiendo de su versatilidad:

• Sistemas estáticos: ofrecen una excelente óptica y permiten su uso continuo con buena ergonomía, especialmente por el tamaño de la pantalla de estos equipos que suelen oscilar entre las 28 y 42 pulgadas, sin embargo, por su peso y la delicadeza de los componentes ópticos de CCTV dificultan la movilización del equipo de un lugar a otro.

• Sistemas portátiles: se caracterizan por ser pequeños y de fácil transporte, estos son ideales para personas que requieren de ellos en diferentes condiciones por lo que deben trasladar el equipo de un lugar a otro.

• Sistemas mixtos: estos equipos tienen todas las características de los equipos portátiles con excepción de una mejora, que le permite al usuario utilizar un dispositivo portable como estático, ya que mediante el uso de un cable HDMI, puede conectarse a una pantalla o a un sistema de proyección de mayores dimensiones.

Es importante tener cuidado absoluto en conservar la relación mayor magnificación- menor campo visual para mantener un campo visual aprovechable independientemente del tamaño de la pantalla o dispositivo.

Las características antes mencionadas son las mínimas que debe tener cada sistema para asegurar su funcionabilidad, sin embargo, existen herramientas que cuentan con funciones más sofisticadas como el OCR (del inglés Optical Character Recognition) que permite reconocer una imagen ya sea convirtiéndola en texto o verbalizándola a través de un software parlante.

ACCESIBILIDAD DE SISTEMAS OPERATIVOS
Según el último censo realizado por el INEGI (Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática) reportado en 2021 en México: En el 2020, 91.8% de los usuarios de teléfono celular contaban con un equipo inteligente (Smartphone) y, cerca de 84.1 millones son usuarios de internet, que representan 72.0% de la población de seis años o más.

Entre las principales actividades que realizan los usuarios de internet en 2020 están para comunicarse (93.8%), buscar información (91.0%) y acceder a redes sociales (89.0%), para apoyar la capacitación o educación (85.6%).

Esta información habla de la necesidad del ser humano por hacer uso de las diversas herramientas tecnológicas, la cotidianidad con que lo hacen y la asequibilidad de los equipos, esta necesidad incluye a las personas con discapacidad visual.

Las computadoras personales y los smartphones funcionan gracias a sus sistemas operativos, cada uno cuenta con características particulares y exclusivas de sus licencias, pero existen otras que son generales y por fortuna obligatorias, la accesibilidad de los sistemas operativos que permite hacer algunas modificaciones en los equipos o hacer uso de algunas de sus herramientas para facilitar su manejo, independientemente del tipo o grado de discapacidad de la persona, en esta ocasión se hablará de ellas.

Existen algunas herramientas y funciones que permiten que el usuario con baja visión pueda apoyarse de su resto visual para ejecutar tareas por mencionar: lupa, manejo e inversión de contraste, control de brillo e iluminación y narradores y sistemas parlantes.

¿Por qué implementar herramientas tiflotecnológicas en la rehabilitación de las personas con baja visión?
Los pacientes que son atendidos en el servicio de baja visión deben tratarse de manera multidisciplinaria y personalizada, ya que cada uno tiene diferentes perfiles y con base en eso debe diseñarse un plan enfocado en satisfacer sus necesidades, mismas que le permitirán lograr su independencia. Algunos de los factores que definen el perfil del paciente y ayuda a plantear objetivos claros en el proceso de rehabilitación son:

• Causa de la baja visión: esta permite identificar la limitación visual y así se sabrá si la limitación es una baja sensibilidad al contraste, agudeza visual, disminución del campo visual; dependiendo la causa y la severidad, podrían presentarse solo una o más afecciones al mismo tiempo.
• Edad del paciente: este es un indicador fundamental para seleccionar al equipo que deberá trabajar con el paciente y las posibles opciones que se le pueden plantear para su recuperación, ya que algunas herramientas deberán ser descartadas según la edad, por ejemplo, el uso de lupas manuales no se recomienda en pacientes de corta edad que no cuentan con las habilidades para sostenerla, manejarlas y cuyo fin no tiene un objetivo, estas suelen destinarse a personas que ya pueden manipularlas y tienen una demanda visual que cubrir con ella.
• Ocupación: una vez identificada la necesidad visual del paciente se deben plantear la mejor presentación en la que se pueda ofrecer solución a su problema, asociándola con su ocupación, ya que esta puede incrementar o disminuir la demanda y uso de la misma, por ejemplo la necesidad del paciente puede ser la lectura, pero puede ser solo la necesidad de leer el frasco del medicamento o sus recetas médicas, o necesitar ejecutar la lectura tanto en libros como en dispositivos electrónicos, debido a su trabajo, esto hará la diferencia entre recomendar una lupa de mano o una lupa electrónica.
• Estado socioeconómico: este es un indicador clave al momento de hacer la selección de herramientas a recomendar y en las que se capacitará al usuario, se puede decidir capacitar a un usuario en el manejo de la accesibilidad de un smartphone o un sistema óptico particular y al no tener un nivel socioeconómico acorde a la recomendación se le dificultará o simplemente no podrá adquirirlo.
• Otras discapacidades: la multidiscapacidad incrementa las barreras del entorno y reducen las opciones que se tienen para implementar ciertas herramientas, se puede sugerir el uso de una lupa de mano a una persona para resolver sus dificultades al realizar la lectura, pero si el paciente tiene una afectación de la motricidad fina no podrá sostenerla o manipularla, si la opción a recomendar es el uso de un narrador de PC, pero si la persona tiene una dificultad cognitiva o de la audición, seguramente no será efectiva por lo que siempre se debe tener en cuenta este factor para hacer una recomendación eficaz.

Los programas de rehabilitación en la baja visión constan de diferentes módulos que solo pueden ser diseñados una vez que se identifica el perfil del paciente y una vez que se cuenta con la mejor corrección óptica, ayudas ópticas y no ópticas. El éxito de dichos programas depende de algunos componentes clave como el dominio de los recursos a implementar, la participación activa del usuario y su grupo de apoyo, así como del estado psicoemocional del paciente, para lo que nos debemos apoyar en el profesional de la salud mental, esto le permitirá desarrollar estrategias de adaptación a la discapacidad. Por lo que al conocer los recursos con los que se cuenta en la actualidad incluyendo la tiflotecnología puede facilitar su adaptación.

CONCLUSIONES

La tecnología avanza velozmente y la adaptación a su uso debe ser proporcional, los profesionales de la salud visual deben estar al día en las actualidades en este ramo para poder ofrecer a los pacientes las herramientas que les permitan lograr independencia y seguridad en la ejecución de sus actividades. También debemos desestigmatizar a las herramientas tiflotecnológicas que durante mucho tiempo se han considerado como la última opción a implementar en programas de rehabilitación, por su elevado costo, por la limitada oferta en el mercado o simplemente por el desconocimiento del uso y funciones. Se puede obtener un ejemplo claro de la necesidad de avanzar con la tecnología recordando la introducción de las primeras computadoras personales, su elevado costo limitados modelos y funciones; al comparar los inicios de la era digital con la actualidad se puede dar cuenta de la polaridad con la que se juzgan e implementan las herramientas tecnológicas, los profesionales se deberían preguntar ¿Se puede seguir ejerciendo la profesión? ¿Se avanzaría en la formación académica sin una computadora o un smartphone? ¿De cuántas aplicaciones dependen hoy en día, para pedir transporte, manejar nuestro dinero, leer libros? Estas necesidades son generales y gracias a las herramientas antes mencionadas, las personas con discapacidad visual ya sean ciegas o de baja visión, pueden satisfacerlas derribando las barreras que les restringen en la participación.

Cabe recordar que si bien los dispositivos electrónicos son herramientas muy útiles para facilitar el uso del resto visual que conservan los pacientes con baja visión, nunca reemplazarán a la mejor corrección óptica, estos solo deben ser recomendados una vez que el paciente cuente con ella y deberán ser un complemento de las múltiples mejoras a implementar.

REFERENCIAS

  1. Proyecto de acción mundial de la OMS sobre discapacidad 2014-2021: Mejor salud para todas las personas con discapacidad.
  2. Optometría Clínica 3. Optometría clínica & cuidado primario de la visión humana, Joaquín Guerrero Vargas.
  3. Manual de baja visión y rehabilitación visual, editorial panamericana, Coco Herrera, capitulos III y IV
  4. Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad.