UN PANORAMA DE CONTEXTO
Las lesiones musculoesqueléticas son las que se presentan con más frecuencia en ambientes deportivos, pero si se trata de lesión ocular, existe un peligro latente de morbilidad y de secuelas de por vida, que no debe olvidarse. Aunque la tecnología para fabricar elementos de protección ha tenido grandes avances, y se adoptan protocolos de seguridad para el desarrollo del deporte, todavía se presentan lesiones considerables, es más, en los niños existen tasas de lesiones oculares hasta en términos desproporcionales, por su alta participación en el deporte. Y si bien es cierto que, aunque las lesiones en los ojos son completamente prevenibles, existen comportamientos que llevan a la accidentalidad como son: el no cumplimiento de normas y uso de equipos de protección, falta de capacitación y seguimiento, o tal vez debilidades en la reglamentación de la actividad deportiva de un país. Cuando el accidente ocurre, el sufrimiento no solamente se reserva para el lesionado, sino también para la sociedad, los altos costos de tratamiento de lesiones graves, y el riesgo de pérdida de la visión permanente, se deben afrontar, afectando la calidad de vida de la persona, y al sistema de salud.1,2,3
Miller et al 2018, en un estudio epidemiológico sobre las lesiones oculares en niños, relacionadas con actividades deportivas, reportadas en unidades de emergencia en hospitales de EE UU, mostró con preocupación que la mayor frecuencia de accidentes oculares se presentó en edades entre 10 a 14 años, y 15 a 17 años. De los cuales, las tres cuartas partes de las lesiones correspondían al sexo masculino. Las lesiones oculares más frecuentes fueron: abrasión corneal, conjuntivitis, y alojamiento de cuerpo extraño. Los deportes con mayor asociación a estas lesiones fueron: baloncesto, béisbol, y softbol, y pistolas de juguete, siendo estas últimas, causa de hospitalización en la mitad de los lesionados.4
Los deportes se clasifican según el riesgo de producir daño en el cuerpo; por ejemplo, se consideran deportes de bajo riesgo, aquellos que no utilizan equipos que puedan ocasionar contundencia o trauma como: pelotas, discos, bates, palos o raquetas y adicionalmente, que no exista contacto corporal.
Entre los deportes de bajo riesgo se tienen: natación, atletismo, y gimnasia. Ahora bien, entre los deportes de alto riesgo, que como se dijo anteriormente, requieren equipo potencialmente peligroso para la integridad ocular, se pueden mencionar: baloncesto, béisbol, fútbol, lacrosse, tennis, ráquetbol, hockey, etc. Y también se pueden clasificar deportes como de muy alto riesgo como: boxeo, artes marciales, y lucha, donde el riesgo es incrementado por la naturaleza de contacto fuerte del deporte.1
El mecanismo por el cual se produce lesión ocular en escenarios deportivos, es principalmente el trauma causado por contusión, penetración, o perforación. Las contusiones se caracterizan por fuerzas que impactan un globo ocular intacto. Las lesiones penetrantes se refieren a una laceración simple de tejido, que causa apertura del globo ocular, y, las lesiones perforantes se refieren a la presencia de dos laceraciones de espesor total, una de entrada, y una de salida, y generalmente son causadas por objetos puntiagudos u objetos que se comportan como misiles.2
La severidad de la lesión ocular está determinada por la fuerza con la que el impacto, la fuerza de velocidad inicial, y la energía cinética del objeto. Estudios experimentales en humanos, porcinos, y monos, muestran que posterior al impacto en el ojo, la esclerótica se expande ecuatorialmente, generando estrés corneo escleral que puede desembocar en ruptura del ojo. Las investigaciones continúan en el área de modelos experimentales simulados, que analizan el daño potencial que sufre un ojo sometido a trauma. Un ejemplo claro, es el modelo ocular desarrollado por la Universidad de Virginia Tech–Wake Forest, especializada en estudios de ingeniería biomédica. Este modelo de elementos finitos, ha sido validado para la predicción de daño en traumas contusos. A través de este modelo, se ha demostrado que, tensiones ejercidas en la región corneo escleral que exceden 23MPa, y presiones locales dinámicas superiores a 2.1 Mpa, son suficientes para producir ruptura del globo. Por otro lado, también se ha comprobado que elementos deportivos esféricos como balones de baloncesto, balines, bolas de pintura, etc., se comportan como proyectiles, y representan fuerzas de estés más altas, comparadas con las que producen proyectiles. Adicionalmente, las tensiones máximas se localizan en el ápice corneal, en el limbo, y en la región ecuatorial del globo ocular. El aporte de estos modelos ha sido significativo para comprender mejor los mecanismos por los cuales la práctica deportiva, puede resultar en lesiones oculares de gravedad.2
CONCLUSIÓN
Las lesiones y traumas oculares ocasionados por el deporte, requieren más conocimiento de los mecanismos por los cuales un impacto ocular genera daño, y, por otro lado, implementar mayores estrategias de educación para la prevención de lesiones oculares, y prácticas seguras en el deporte.
REFERENCIAS
1. Toldi JP, Thomas JL. Evaluation and Management of Sports-Related Eye Injuries. Curr Sports Med Rep. 2020;19(1):29–34.
2. Micieli JA, Easterbrook M. Eye and Orbital Injuries in Sports. Clin Sports Med. 2017;36(2):299–314.
3. Hoskin AK, Mackey DA, Keay L, Agrawal R, Watson S. Eye Injuries across history and the evolution of eye protection. Acta Ophthalmol. 2019;97(6):637–43. 4. Miller KN, Collins CL, Chounthirath T, Smith GA. Pediatric Sports- and Recreation- Related Eye Injuries Treated in US Emergency Departments. Pediatrics. 2018;141(2).