Hazte miembro

Obtén las mejores ofertas y actualizaciones relacionadas con las Noticias

― Advertisement ―

spot_img

Virtual Vision Health: La Nueva Era en el Estudio de Campos Visuales

La compañía Virtual Vision Health introduce Virtual Vision, una tecnología innovadora que utiliza realidad virtual para realizar estudios de campos visuales. Este dispositivo es...
InicioUltimas NoticiasAl servirle a los demás demostramos nuestro compromiso

Al servirle a los demás demostramos nuestro compromiso

Los retos del año 2023 han sido numerosos para los oftalmólogos, optometristas, técnicos oftálmicos, ópticos y profesionales de la salud visual. Nos encontramos en un mundo convulsionado por guerras en Ucrania y en la Franja de Gaza, así cambios dramáticos en la política de diversos países, entre ellos Argentina, Colombia, Venezuela, Nicaragua, Haití y El Salvador. La economía mundial se caracteriza por altibajos, incertidumbre en los mercados, inflaciones acompañadas de recesiones. Los programas de noticias están repletos de reportes sobre enfrentamientos entre los grandes poderes del mundo, y las amenazas y desafíos resultan extremadamente peligrosos. Vivimos la era postpandemia del COVID-19, y podemos afirmar con confianza que la terrible pandemia ha llegado a su fin, pero no así los efectos a largo plazo de aquellos que sufrieron la enfermedad o los que recibieron las vacunas.  En medio de todo esto, ¿en qué piensan los profesionales de la salud visual?

Como era de esperarse, la investigación, la tecnología, los nuevos dispositivos como lentes intraoculares, válvulas para el glaucoma, láseres para la retina y microscopios quirúrgicos en 3 D, así como los nuevos protocolos para el tratamiento de antiguas enfermedades, están atravesando un período de transición. Las expectativas de los pacientes que sufren de cataratas, errores refractivos, glaucoma y enfermedades de la retina, por mencionar solo las más comunes, están cada vez más elevadas. El paciente operado de cataratas desea prescindir de gafas correctivas, aquellos con glaucoma aspiran a no depender de gotas, y los afectados de problemas de retina o estrabismo pretenden recuperarse como si nunca hubieran padecido de enfermedades tan complicadas. La cirugía y la tecnología para corregir los defectos visuales nos ha permitido avanzar de una manera espectacular, algo que nadie hubiera imaginado hace apenas unas décadas. Gozamos de una profesión que nos brinda la oportunidad de ayudar a muchos y mejorar significativamente la calidad de vida de muchas personas.

Con estos avances, también surge una gran responsabilidad: debemos capacitarnos cada día más para mantener nuestros conocimientos a la vanguardia de ciencia y de los adelantos científicos de nuestra especialidad. No es suficiente contar un título que respalde nuestra formación profesional; en la actualidad es imperativo, mantenerse al día con los conocimientos y habilidades que demanda la oftalmología moderna. A modo de ejemplo, menciono los progresos en las fichas médicas electrónicas, la inteligencia artificial, la robótica, y los nuevos dispositivos ópticos que nos permiten visualizar hasta los fotoreceptores de la retina mediante tomografía computarizada, así como los errores refractivos determinados con una precisión extraordinaria con aberrometría.

Sin embargo, todos estos avances resultan de escaso beneficio para los más desfavorecidos de nuestro hemisferio, y es crucial tener en cuenta que la salud es un derecho universal al cual todos hemos jurado atender, sin importar el nivel social o socioeconómico.  Afortunadamente, Latinoamérica se mueve hacia sistemas de salud más inclusivos a nivel global.  Algunos ven la salud prepagada como un negocio, y no reconocen la importancia de la gestión y el deber de atender a todos incluidos aquellos de estratos más humildes y pobres. Es en estos casos cuando lo que se denomina “gestión” adquiere especial relevancia, es decir, la responsabilidad de garantizar que los recursos limitados de una nación, independientemente de su nivel de riqueza o pobreza, puedan llegar a toda la población que lo requieran.  

Afortunadamente, existen modelos en casi todos los países latinoamericanos donde una adecuada gestión permite que diariamente millones de pacientes reciban los servicios oculares necesarios. En Chile, se ha demostrado que la corrección oportuna de los errores refractivos mejora el rendimiento escolar, en Argentina, Uruguay, Brasil y Colombia, la cirugía de catarata es gratuita para quienes la necesitan; en Barbados, las gotas para el glaucoma son suministradas por el Ministerio de Salud Pública. Es así como hemos logrado brindar una mejor atención a nuestras comunidades y compatriotas. No se trata de una ideología política ni de una revolución; se trata de utilizar nuestros conocimientos y destrezas para ayudar a nuestros hermanos. servir a los demás es la verdadera demostración de nuestro compromiso.

Ese razonamiento y enfoque humanitario nos lleva a comprender la importancia de la ética y, sobre todo, de la honestidad en nuestras interacciones asistenciales con aquellos que utilizan nuestros servicios profesionales. Nuestra profesión nos brinda una oportunidad inmensa de ayudar a los demás, ya sea con nuestros conocimientos, recetas, o procedimientos. Debemos reconocer hasta dónde llegan nuestras facultades y también cuándo s necesario remitir a nuestros colegas los casos que así lo ameritan.  La oftalmología se ha dividido en subespecialidades que demandan estudios adicionales, como los especialistas en córnea, cirugía refractiva, retina, cataratas, glaucoma, neuroftalmología, oculoplastia, oftalmopediatría, contactología, y patología.  

Es ético, correcto, justo y lo más apropiado referir a los pacientes a los especialistas que están mejor preparados para enfrentar esas condiciones. No cuesta mucho entender que, si un paciente tiene un tumor en el cerebro, debe ser remitido al neurocirujano, de la misma manera que un paciente con arritmia cardíaca debe ser referido a un cardiólogo. En nuestra profesión es imperativo, respetar las subespecialidades. No es correcto, ni aceptable, ni ético decirle a un paciente que su condición no tiene cura o que es mejor que la acepte como parte de su existencia, cuando hay otros profesionales que pueden brindar una mejor atención. Tampoco es correcto pensar que, simplemente por estar investido y licenciado para ejercer la profesión, se pueda abordar cualquier situación, cuando existen colegas subespecializados que manejan casos raros y excepcionales de manera cotidiana, con mayor experiencia y mejores resultados que el generalista. Esto es un beneficio mutuo: gana el que refiere, gana el que recibe la remisión y, sobre todo, gana el paciente que es beneficiado por los servicios especializados.

Despedimos entonces el año 2023 y damos la bienvenida al año 2024 con la satisfacción de haber utilizado los dones que hemos recibido para ponerlos al servicio de los demás. Pensar que estos dones son exclusivos para su nuestro uso y deben guardarse en el clóset o en una burbuja nos haría perder la más hermosa experiencia de nuestra profesión: recibir a los pacientes quienes hemos devuelto o salvado la vista. Quizás, 25 años después, con una sonrisa nos dicen: “Gracias, doctor, lo que usted hizo cambió mi vida”. Somos bendecidos y favorecidos dentro de las profesiones médicas, y nuestra principal meta ha de ser la de servir a los demás. ¡Feliz Navidad y un Próspero Año 2024!

Por Juan Batlle, oftalmólogo. Editor de la Revista Franja Ocular.